El Pombero, Karai Pyhare (señor de la Noche) o Pyragué (pies peludos)
Es de baja estatura, fornido, moreno y retacón, con abundante vellosidad y brazos tan largos que los arrastra. Es el personaje mas comentado y temido. Su vigencia es permanente en todo el Paraguay, muchos afirman, aun hoy que lo han visto.
Se lo describe con boca grande y alargada, dientes muy blancos; ojos chatos, como los del sapo, una mirada fija, como la lechuza; y las cejas de pelo largo.
Usa un enorme sombrero de paja y luce andrajoso, con una bolsa al hombro.
Su función primordial es la de cuidar del monte y los animales salvajes. Se enoja muchísimo si algún cazador mata más presas de las que consumirá. Si eso ocurre se transforma en cualquier animal o planta y con argucias induce al infractor a internarse a lo profundo de la selva donde se pierde.
Lo mismo sucede con el pescador, o aquel que corta árboles que no utilizará. Su presencia no siempre puede ser advertida, porque la capacidad de metamorfosearse, hace que vigile subrepticiamente la conducta de los hombres.
Nunca debe pronunciarse su nombre en voz alta, hablar mal de él o silbar en horas de la noche, porque se enoja y puede vengarse molestando o ensañándose con esa persona.
Un mero roce con sus manos peludas puede producir que la persona se torne zonza, muda o experimente temblores. Se dice que si se le imita el grito, el Pombero puede contestar de manera enloquecedora. Por eso, y para no ofenderle, la gente se guarda de pronunciar su nombre en las reuniones nocturnas.
Puede ser amigo o enemigo. El que quiera tener a este duende de aliado puede dejarle ofrendas por la noche, como tabaco, miel o "Kaña". Los campesinos suelen pedirle favores sobre sus cultivos, y animales, pero no deben olvidar jamás de hacer su ofrenda cada noche por 30 días porque si lo olvidan, despiertan su furia y reciben innumerables maldades.
Puede molestar a sus enemigos tirándoles piedras o haciéndose invisible para luego mover las ramas de los árboles o imitar voces de animales salvajes o aparecercse como un asno sin cabeza y cosas por el estilo.
Abre puertas y ventanas con violencia. Anuncia su presencia por un silbido agudo en medio de la callada noche. Busca asustar a la gente piando como ciertas aves cuando cae el sol, es otra forma de saber que el Pombero está muy cerca.
Es un personaje travieso que desordena la casa, extravía los objetos, rompe o descompone los aparatos, dispersa a los animales, roba tabaco, miel, huevos o gallinas, desparrama el maíz, espanta a las aves de corral y abre las tranqueras dejando escapar al ganado, tira al jinete de su montura y asusta a la cabalgadura.
El tatakua (horno campesino) suele ser su refugio predilecto. Desde allí espía todo lo que ocurre en el hogar elegido. En las noches de "amenazo" (amenaza de lluvia), suele ser mas persistente en sus andanzas.
Es muy atrevido ya que en sus andanzas nocturnas gusta de despertar a las mujeres con el suave y escalofriante roce de sus manos. A veces las secuestra y las posee, y después de saciarse las deja ir, generalmente embarazadas, en cuyo caso el hijo nacerá muy parecido a él (se dice que con sólo tocarles el vientre las puede dejar embarazadas).
Como es muy lascivo, acecha a las mujeres, especialmente a las que no han sido bautizadas para poseerlas, y viola a aquella esposa que públicamente pone en tela de juicio la virilidad de su marido.
Algunos investigadores han recopilado la creencia de que el Pombero puede preñar a las mujeres, solo apoyando el dedo en su vientre. Esto ocurriría si la dama solitaria, sin bautismo, al ser visitada en la noche por él, no le invita tabaco, miel o cigarrillos. Quizá, de esta manera inocente e ingenua, la cultura guaranítica explica los nacimientos extramatrimoniales, hecho muy repudiado en estos núcleos sociales.
Si el Pombero es enemigo, se está expuesto a innumerables peligros dentro del bosque, porque siempre con engaños intentará perderlo en la espesura. Algunas veces provoca extraños accidentes dentro de los ranchos, como por ejemplo que se cierren solas las puertas, o caigan utensilios de la cocina, misteriosamente.
En cambio si es amigo, pueden obtenerse grandes ventajas, puesto que él, de manera invisible guiará al cazador hasta el lugar donde se hallan las presas más grandes y gordas, la buena pesca o los mejores frutos silvestres.
Sus pisadas no se sienten. Sus pies se pueden dar la vuelta, de manera que confunde a aquellos que quieren seguirlo, (ésta era una característica de unos indígenas del Chaco denominados pyta jovái (Talones Dobles), porque al usar unas zapatillas rectangulares era imposible descubrir hacia donde se dirigía un caminante en el polvoriento suelo chaqueño)
Figuras del Museo Mitológico de Ramón Elias