Vincent van Gogh nació el 30 de marzo de 1853 en Groot Zundert, pronvincia de Brabantes, Países Bajos, donde su padre era pastor protestante. Era el segundo de siete hijos y recibió el nombre de su hermano mayor, que nació muerto el 30 de marzo de 1852, exactamente un año antes de su propio nacimiento.
De niño, le costaba adaptarse a las normas sociales y prefería, por ejemplo, recolectar insectos, de forma aislada, lo que lo convirtió en el objeto de habladurías en su pueblo. Era aficionado a la naturaleza y muy diferente a los demás niños.
A los 16 años, empezó a trabajar en La Haya, como empleado en la sucursal de la famosa empresa parisina Goupil & Cie, dedicada a la reproducción de obras de arte, grabados y fotografías. Allí tuvo un contacto permanente con aguafuertes, litografías y grabados que les abrieron su interés por el arte y lo motivaron a visitar museos siempre que podía.
Se mudó a Bruselas, Londres, París, Ámsterdam con diferentes ocupaciones. Una de las experiencias que lo marcó fue la de trabajar como predicador entre los mineros belgas del Borinage.
Conocemos gran parte de sus pensamientos y emociones gracias a sus cartas, que escribía asiduamente a diferentes personas de su entorno, especialmente a su hermano Theo. Fue una de las figuras centrales en la vida de Vincent y quien acompañó su carrera como artista. Son más de 900 las misivas que se conservan, van Gogh las escribió en un lapso de 18 años, la primera fechada en agosto de 1872, y la última en julio de 1890.
En ellas habla de todo: describe las situaciones que vive a lo largo de sus múltiples cambios de residencia, le recomienda libros, manifiesta su predilección por ciertos pintores, describe de manera minuciosa los dibujos o pinturas en las que trabajaba, reflexiona sobre la composición y el uso del color, e incluso a veces añade pequeños bocetos para que su hermano se hiciera una idea de su trabajo. Es gracias al intercambio epistolar que sabemos que Van Gogh realizó unas 900 pinturas y 1.600 dibujos.
Desde finales de noviembre de 1885 hasta febrero de 1886, Van Gogh permaneció en Amberes, donde conoció los grabados japoneses, que admiró con pasión por ser un arte popular, de colores vivos y ornamental, con marcados contornos de motivos y figuras, y un tratamiento de los volúmenes sin claroscuros.
En febrero de 1888 Vincent se estableció en Arlés, al sur de Francia, donde soñaba con fundar una colonia de artistas. Incluso llegó a alquilar una casa para tal fin, la llamada Casa Amarilla, en donde se encontraba la habitación tan famosa representada en el cuadro. Es una de sus etapas más prolíficas y en sus obras refleja lo que ve: el cielo, el sol, los paisajes, los fondos urbanos y rurales, los aldeanos, las campesinas, las naturalezas muertas.
Allí recibe a Paul Gauguin, quien permaneció con él en Arles del 23 de octubre al 23 de diciembre. Tras la marcha de Gauguin, Van Gogh se cortó la oreja en un ataque de delirio. Luego le persiguieron pensamientos suicidas y se inslata en un manicomio de Saint-Remy-de-Provence.
En mayo de 1890, se trasladó a Auvers-sur-Oise, por recomendación del doctor Paul Gachet. Allí tuvo periódos de melancolía y de euforia creativa por igual. Se desconoce con exactitud cuál fue el último lienzo de Van Gogh, pero se cree que pudo haber sido el "Campo de trigo con cuervos", una atmósfera de presagio en el paisaje, de pinceladas vigorosas, bajo un cielo turbulento. En esos mismos campos se disparó en el pecho y murió el 29 de julio de 1890.
Vincent Van Gogh (1853-1890) muere en la localidad francesa de Auvers-sur-Oise. Agobiado por la depresión, el pintor se había disparado con un arma en el pecho dos días antes. Sus padecimientos mentales lo habían llevado antes a cortarse una oreja. Su producción de 900 pinturas y 1.600 dibujos la realizó en los últimos diez años de su vida. En la actualidad, sus pinturas se venden por cifras millonarias. La vida del pintor fue llevada al cine en tres ocasiones y hasta mereció una novela gráfica.