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domingo, 11 de abril de 2021

Relato erótico : Chica de Amazon tiene sexo con su hermano y el amigo

Relato erótico : Chica de Amazon tiene sexo con su hermano y el amigo

La noche anterior había sido más ajetreada que nunca y había hecho planes de ir al club saliendo a las 8 am para conseguirme con mis amigas desde temprano, pero fue más o menos a las 4 am que logre quedarme dormida después de un día bastante extraño con Daniel mi hermanito.

Cuando abrí los ojos en mi cama eran las 11 de la mañana, bajo la sábana vi el reloj en mi mesa de noche, mis planes del club ya no existían. Ayer me había masturbado tres veces, sin contar todo inicio sexual de mi hermanito conmigo, aparte de el material porno que ahora tenía en mi poder.

"Las películas y las revistas!!" Me levanté de golpe sin recordar donde las había puesto, mira rápidamente por el cuarto y la carátula del DVD porno de la película Taboo estaba a un lado del teclado de mi computadora en el escritorio. Sólo esperaba que nadie hubiese pasado a mi cuarto temprano porque estaba claramente visible.

Luego buscaba la bolsa, no estaba en ningún lugar, me agache bajo la cama sobre la punta de mis pies y ahí estaba.

Al ponerme de rodillas con las piernas separadas, los labios de mi vagina se separaron un poco, sentí un hormigueo en mi entrepierna, estaba tan sensible después de haberme masturbado tanto ayer, que lo más mínimo lo sentía el triple. Me incline para revisarme moviendo mi abdomen hacia atrás y sacando mi pelvis, estaba perfecta, sólo mis labios internos un poco más rojitos de lo normal, tome con cada mano mis labios y los estire un poco para revisarme y así sentir cuán sensible estaba. Lejos de dolor se sentía divino, aunque no estaba excitada, estaba bastante mojada y me quede unos segundos pensando en todo lo del día anterior, fue un incesto divino.

Reaccione me coloque el pantalón de algodón de mi pijama sin nada debajo, guarde el video en la bolsa que coloque en el closet escondida muy bien y salí al baño.

Al salir del cuarto el silencio en la casa era total, habían salido todos dije en mi cabeza, eche una ojeada rápida en los cuartos y no había nadie y continúe mi camino al baño.

Con toda la calma del mundo cepille mis dientes y al verme al espejo comencé a dialogar en mi mente conmigo misma, no podía creer todo lo que había hecho con mi hermanito el día anterior, era muchísimo más de lo que podía haber imaginado jamás, yo me había convertido a su tan temprana edad en su profesora sexual y la verdad ahora no lo veía tan mal, sentía que el al ver mi cuerpo lo disfrutaba y me encantaba ver que sea yo, siendo su hermana mayor la que no sólo causara ese cariño de hermanitos, también causaba pensamientos muy ricos, podía educarlo a mi gusto y hacerlo con calma. Ahora sentía que este incesto era lo que me gustaba.

Me senté en el inodoro para orinar, luego a darme una lavadita refrescante con la ducha de mano que se encuentra a un lado. Se sentía divino el agua fría llenando mis labios por dentro y por fuera, no era algo morboso pero se sentían cosquillitas suaves que me recorrían por dentro.

Me tome unos minutos y me percate que no había traído paño y que tampoco había en el baño. Frustrada me termine de quitar mi pantalón del pijama para no mojarlo y me levanté, salí del baño tranquilamente y en mitad del pasillo sin que me lo esperara, venían caminando desde la sala de la casa mi hermanito y su amiguito que hoy venía a la casa.

Terror y desesperación estaba desnuda y sólo cubrían mis pechos un top blancos, pero en esos 3 o 4 segundos pudieron los dos detallarme completamente sin nada frente a ellos. Sus caras eran indescriptibles y sus ojos tan abiertos parecía que se saldrían de su cabeza.

Sólo alcancé a taparme mi cadera con el pantalón que tenía en mis manos y salí disparada a mi cuarto tirando la puerta y gritando como si viera un fantasma.

Mis orejas estaban hirviendo y roja de la pena, me tire en la cama y mi cerebro sólo decía una oración que repetía sin parar "QUE PENA", me puse el pantalón de la pijama volando y me senté en la cama. Sentía vergüenza de que me vieran desnuda, no tanto por mi hermanito, pero el y su amiguito juntos era demasiado.

No sabía que hacer, no quería salir del cuarto ahora, me reía y me preguntaba con que cara los vería a los dos. Abrí sólo un poco la puerta y llame a Daniel para que viniera a mi cuarto con un grito fuerte, inmediatamente salió al pasillo:

-- Ven entra acá un segundo.- su cara fue como si lo fuera a regañar y no dijo una sola palabra.-- Dime que no se vio nada.
-- Si se vio todo.- respondió inmediato y de inmediato se comenzó a reír.
-- Cállate no te rías, baja la voz.- también me daba risa pero eso no eliminaba mi pena.
-- A que hora se va?.
-- Acaba de llegar.- es decir que debía enfrentar el momento con ese niño.-- Pero no le pares, más pena tenía el cuando te vio que tu, además no va a decir nada, no seas tonta.

Era normal pensé, un niño de 17 años más bien se sentiría intimidado al verme desnuda, creo que me había calmado por unos segundos hasta que mi hermanito dijo:

-- Además el esta enamorado de ti.- se reía más al decir eso.- El es el que no quiere salir del cuarto ahora.
-- Que estas diciendo como va a estar enamorado de mi si es un niño.
-- Y que importa que sea menor que tu, no le pares a eso hermanita, yo siempre le hago bromas pero el tiene siempre mucha pena contigo y nunca quería que te lo dijera.

Era verdad, era notorio que siempre al estar ellos en casa y yo pasar cerca, el actuaba muy callado, no decía nada, sólo respondía lo justo. Pero claro siendo tan pequeño era normal.

Hice una pausa en mis pensamientos y recordé que según mi hermanito, parte de lo que estaba en la bolsa llena de revistas y vídeos pornográficos le pertenecía a Rubén, el amiguito de mi hermano. Lo que quería decir que no era tan santo como podía esperar de un niño de su edad.

Ahora llego a mi mente que estos dos bebés de 17 y 16 años eran dos adictos al sexo desde pequeños, y si yo era la enamorada de su amiguito, cuantas veces seguramente estaría en la imaginación de este chiquito cada vez que se masturbaba, sin querer quizás había cumplido su fantasía.

Haber tenido ese encuentro sexual con mi hermanito realmente me había cambiado la forma de pensar drásticamente con respecto a las cosas que en mi cabeza sería capaz de pensar en el sexo.

-- Bueno ya ni modo, sal de mi cuarto que tengo que vestirme, me quede dormida y ya no voy al club.

Su cara cambio con un gesto de asombro y frustración. Giró antes de salir del cuarto y me pregunto retóricamente:

-- Ya no vas a ir al club?
-- No estas viendo la hora, me quede dormida por tu culpa.- y acercándome le agarré un gluteo como para a verlo sonreír y apurarlo.
-- Por mi culpa?.- salto fuera del cuarto.
-- Claro que sí o no te acuerdas todo lo de ayer?.

Se quedo en la puerta sonriendo viéndome por unos segundos y antes de cerrarla dijo en voz muy baja casi suplicando:

-- Hermanita tu me puedes dar la bolsa que te la quedaste tu y tengo que devolver una de... - antes que terminara la oración lo interrumpi.
-- Ya va ahora no, esta decomisada.

Y con una sonrisa picara cerré la puerta. Era yo ahora la chica de los sueños de mi hermanito y ahora de su amiguito.

Me reía porque sentía que no era posible que los niños me vieran así, serán todos los pendejos adolescentes así?, tendré que cuidarme entonces, como han cambiado las cosas.

Me detuve en mitad del cuarto y pensé: " Y si le cuenta a su amiguito algo de anoche?". Inicie un dígalo conmigo misma, "No vale no creo que le cuente", "Pero que va a pensar cuando le diga que la bolsa la tengo yo?", "Pues ahora si le va a dar pena".

Mientras me quitaba el pantalón de la pijama y el top, pensaba en si yo misma entraba al cuarto y se la entregaba ahí a los dos, así podría ver la cara de esos dos niños al recibirla. La de mi hermanito ya me la imaginaba, pero la de su amiguito Rubén me causaba risa pensarla.

Buscaba ropa interior que ponerme mientras me reía sola imaginando la conversación y al verme desnuda frente al espejo pensé, "Y si voy con algo chiquito y los sorprendo?".

Saque una panty de Victoria Secret rosada, tiene una banda elástica de encajes muy suave y delicada, por delante es un triángulito pequeño y por detrás es hilo dental. Me la coloque y me pare frente al espejo, apenas tapaba los labios de mi vagina envolviéndolos y marcando la línea que los separa.

Me imagine entrando al cuarto así sin nada arriba, pero no, era demasiado loco hacer algo así. Volví a buscar en mi gaveta de ropa interior y saque una panty tipo short pequeño, también Victoria Secret, es de líneas blancas y moradas con bordes de encaje pequeños. Se marcaban mis nalgas perfectamente dejando la mitad de ellas al aire, por delante hacia la silueta perfecta de mi vagina, se notaban mis labios y su separación claramente, llegaban hasta el inicio de mis muslos definidos.

Me puse una camisa holgada de tiras color blanco que dejaba ver parte de mi abdomen dejando al aire mi ombligo, muy elegante como para usar de noche, y nuevamente frente al espejo me imagine entrando a su cuarto y esos dos niños excitados viéndome.

Hice una pausa, realmente me excitaba pensar en que ellos me vieran, en provocar a esos chiquitos dejándolos apreciar un cuerpo real de mujer.

Mirando mi cara en el espejo me dije: "No puedo creer que te excita provocar a esos niños" pero es que realmente sentía como me mojaba pensándolo, "Eso ya no es incesto, eso es pedofilia".

Haciendo un gesto de negación con mi cabeza trataba de sacarme eso de mi mente, pero de verdad quería hacerlo. Debo pensarlo mejor puedo hacerlo pero no así tan evidente, debe ser más recatada, " Que te pasa Vanessa?", me estaba volviendo loca.

Debía ser algo que les dejara ver pero disimuladamente, me pare frente al closet tratando de buscar una idea y ahí estaba, mis licras de hacer ejercicios.

Tenía dos una negra y una blanca, de algodón, con un corte a la cadera y llegaban un poco más abajo de las rodillas marca Adidas. Me quite la ropa interior y me puse la licra blanca, la subí bien para que se notará los labios de mi vagina y luego arremangue la licra a la altura de la cadera un poco para que quedara bien abajo, tan abajo que era casi el inicio de mi pubis, así se vería más provocativa. Se veía el inicio de mis nalgas claramente y se marcaban los dos agujeros al final de la espalda.

Tome la bolsa y salí del cuarto rumbo a la habitación, mi reflejo en el espejo del pasillo que estaba entre los cuartos, dejaba verme de pies a cabeza, vestida toda de blanco realmente me veía muy linda. Me pare frente a la puerta del cuarto de mi hermanito que estaba abierta, no podía faltar mi cerebro diciéndome "Estas loca" y entre sin avisar.

Los dos estaban sentados en la cama con un montón de juegos de PlayStation sobre el colchón hablando de eso me imagino y al verme, los dos se quedaron callados, fijamente viéndome. La cara de Rubén, el amiguito de mi hermanito era indescifrable.

-- Hola buenos días.- rompí el silencio.
-- Hola / Hola.- respondieron a destiempo los dos.

Seguí en dirección a Rubén quien se acomodo en la cama al verme ir hacia el sin pausa, se puso tan tenso que al acercarme encogió sus hombros como esperando algo desagradable, me causo risa y haciendo una pausa parada justo frente a el dije:

-- Oye cálmate no te voy a morder.

Me incline y lo salude con un beso en el cachete, deje mi cara suavemente recostada a su mejilla y luego coloque mis labios completos para que sintiera mi boca, un beso de esos que no se le dan a cualquiera. Su cara se puso roja que parecía algo raro, mi hermanito se comenzó a reír de el y yo le reproché que no se burlara.

Me separe de la cama quedando de pie frente a los dos. La mirada de ambos fue directa a la bolsa que sujetaba en mis manos, los dos sabían cual era el contenido.

-- Así que van a hacer intercambió de pornos.- levanté ligeramente la bolsa.

Los dos se vieron y se rieron juntos, pero no decían usa sola palabra.

-- Así que esto es tuyo Rubén.
-- Nooo eso es de Daniel.- dijo echándole la culpa a mi hermanito.

Comenzaron a discutir sobre el contenido y de quien era, me daba risa verlos así, se notaba que a Rubén le da a muchísima pena que yo supiera eso, así que debía calmarlo.

-- Ya va cálmense!!.- dije levantando la voz para que se callaran.-- No tengo problema con que sea de los dos o tuya Rubén, sólo que deben tener cuidado con esto porque no son cosas para adolescentes.

Los dos simplemente movían la cabeza de forma afirmativa, los do estaban rojos con la pena. A pesa de lo que había pasado entre mi hermanito y yo el aún le causaba pena estar en una situación así.

Coloque la bolsa sobre la cama y dije:

-- A ver Rubén que fue lo que trajiste nuevo.- inmediatamente el volteo a mirar a mi hermano en busca de una señal, ahora estaba pálido.
-- Nada nada.- dijo Rubén con un temor a que los siguiera descubriendo.
-- Saca las cosas no le pares, mi hermana no va a decir nada.- le dijo mi hermanito para que sintiera en confianza.

Rubén se paró de la cama y busco su morral, saco una toalla y la coloco sobre la cama y al desenrollarla había una revista de caricaturas porno, otra revista más y un CDque no tenía nada, imagino que tendría vídeos.

-- Woow Rubén.

Los dos chicos sonrieron viéndome, ya estaba entrando en confianza con los dos. Me acerque nuevamente al costado izquierdo de la cama donde estaba Rubén el amigo de mi hermanito y le indique que se arrimara dentro de la cama para yo sentarme en el borde.

Coloque la bolsa que tenía en la mano sobre la cama y comencé a ojear rápidamente las revistas que había traído este niño.

-- Te masturba mucho Rubén?.
-- Si a veces.- tenía pena de decirme.
-- Pero cuantas veces, todos los días o algunos días?
-- Casi todos los días.- se reía sin verme a la cara.
-- Y tu Daniel, no me has dicho si lo haces mucho?.
-- También todos los días.- respondió rápido, ya teníamos la confianza ganada.
-- Y lo hacen una vez al día o varias.
-- Depende/Varias.- respondieron ambos interrumpiendose.
-- Siempre se masturban viendo revistas o vídeos.
-- Yo no siempre porque para ver vídeos tengo que estar sólo en casa porque sólo puedo en el cuarto de mis papas y la puerta de mi cuarto no cierra con llave así que llevo una revista al baño para poder hacerlo.- Rubén se reía mientras me explicaba explicaba con detalle.-- Pero si no puedo lo hago en el cuarto imaginando.
-- Yo también.- respondió mi hermanito.- Lo bueno es que yo si puedo ver vídeos aquí.

Eran un par de niños amantes del sexo sin saber nada de ello. Sólo verlos hablar me hacía imaginar cosas que no debía.

Rubén al igual que mi hermanito también era un niño delgado, blanco y tenía cabello negro liso, seguramente peinado por su mama. Era bien educado, tenía padres estrictos, cosa que me causaba otra interrogante.

-- Y de donde sacas todas estas cosas.- le pregunte a Rubén.
-- Me las traigo de casa de mi tío que tiene miles, ese ni se da cuenta que me las llevo.

Me dio risa saber lo tremendos que eran los dos desde tan pequeños.

-- Y las novias que dicen?.- era una pregunta para provocar.
-- Yo no tengo.- dijo mi hermanito rápidamente.-- Ni yo.- agrego Rubén.
-- Y las enamoradas?.

Los dos se rieron al mismo tiempo mirándose, eran cómplices los dos. Ya sabía que yo estaba en la lista de enamoradas del amiguito de mi hermanito.

-- Hay muchas que nos gustan.- dijo mi hermanito.
-- Me imagino que en todas estas revistas tendrán un montón de enamoradas también.

Me daba risa averiguar de sus gustos y al decir esto me subí por completo en la cama, coloque las almohadas amontonadas en la cabecera y me senté con las piernas extendidas por completo, eso hacia que de notara claramente el boleto de mi vagina entre los muslos. La camisa arremangada dejaba ver todo mi abdomen, la forma de mis piernas se delineaban claramente, era como poder mostrarles mi silueta desnuda que se marcaba claramente en la licra.

-- A ver, siéntense los dos aquí a mi lado mirándome de frente.- ya había empezado las preguntas y me estaba gustando.- Yo soy la primera mujer real que ven desnuda?.

Los dos dijeron que si riendo y rojos de cara. Quería ahora provocarlos a ver si conseguía más confianza por parte de Rubén, ya con mi hermanito existía.

-- Y que parte del cuerpo de una chica les gusta más?.
-- A mi el tracero y la totona.- dijo Daniel.
-- A mi la totona, el tracero y las piernas.- dijo Rubén.

Me dio risa, totona a veces de le dice a la vagina de la mujer en mi país. Y viendo mi pelvis sujete la licra con los dejos y la estire para que se marcarán más los labios con las piernas cerradas y le di unas palmaditas suaves.

-- La mía es chiquita.- ahora si estaba provocándolos.- Y como les gusta, depilada completica o con pelitos?.
-- Depilada.- dijeron en coro los dos.
-- Y ustedes ya tienen pelitos?. Bueno ya se como es el tuyo Daniel.
-- Yo no tengo todavía.- dijo Rubén.

Ya sentía que me estaba calentando tener a estos dos chiquitos, estaba seduciendo a dos niños y me sentía como una sádica, pero me encantaba ser admirada así. Nuevamente era como la profesora de estos dos chicos.

-- Y que es lo que más les gustaría hacer de sexo?.
-- Que me la chupen.- dijo inmediatamente Daniel.- Y también meterla dentro.
-- Daniel!! Eso es lo que imaginas cuando te tocas el pene?.- me sorprendió lo rápido y directo.
-- Si eso me gusta.

Rubén se sujetaba por sobre su pantalón el pene como si estuviera aguantando las ganas de ir al baño, creo que ya estaba excitado y no se contenía pues se apretaba su entrepierna, aparte que a cada momento veía mis piernas y mi vagina delineada bajo mi licra. Intente no decirle nada para no intimidarlo.

-- Y tu hermanito que es lo que más te gustaría?.
-- También me gustaría saber que se siente que me la chupen y hacer todo lo demás.
-- Ustedes dos son unos diablitos.

Podía notar la erección de mi hermanito en su short y ahora también me daba cuenta de que Rubén también la tenía dura. Creo que había pasado la línea con ellos, quería seguir pero me dudaba si seguía o no.

Debía asegurarme antes con mi hermanito que hablará con el para que evitar que dijera algo, debía saber si mi hermanito consideraba que el era de confianza como para seguir hablando de esto.

-- Rubén sal a la sala y asomate por el balcón para ver si esta el carro de mis papas en el estacionamiento y vienes.

Era obvio que no estaba pues ellos habían salido, sólo necesitaba que saliera unos segundos.

Se levanto acomodando su pene que levantaba notoriamente su pantalón, salió del cuarto y de inmediato le dije a mi hermano:

-- Daniel dime de verdad, tu crees que Rubén es de confianza como para hablar de estas cosas?.
-- Si el guardara bien el secreto.
-- Estas seguro? Juramelo.- dice acercándome para que viera la seriedad con la que se lo decía.
-- Te juro que el no dirá nada de verdad.

Parecía que mi hermanito sabía que quería seguir con un plan y a el le encantaba la idea.

-- Bueno en lo que venga el yo voy a salir del cuarto para ir a mi cuarto y tu vas a hablar con el que no debe hablar con nadie lo que pase aquí y jurartelo, que después se lo diré yo.

Acepto de inmediato y al entrar su amiguito me levanté de la cama:

-- No hay nadie.- dijo al entrar.
-- Perfecto Rubén, ya vengo denme un minuto.

Salí de la habitación rumbo a la mía para hacer tiempo de que mi hermanito hablara con el.

Me detuve frente al espejo de la peinadora de mi cuarto, no sabía que era lo que quería hacer, pero provocarlos me tenía excitada. Me encantaba la idea de convertirme yo en lo que son sus revistas y vídeos, me gustaba la idea de experimentar con alguien tan joven y más después de saber lo rico que fue lo que habíamos hecho mi hermanito y yo. Sentía como me mojaba por dentro, mi pulsó estaba a mil por hora, era una locura lo que hacía pero eso lo convertía en algo más excitante.

Le di unos 4 min para que Daniel hablara con su amiguito y volví a si cuarto.

-- Listo estoy de vuelta.- los dos estaban sentados en la cama aún como antes, me causo risa lo obedientes.-- Que obedientes mis niños.

Me coloque de pie frente a la cama y los dos giraron quedando sentados frente a mi.

-- Lo primero que tengo que decirte Rubén es que lo que hablamos y hagamos es secreto.- estaba nerviosa.-- Tiene que ser un súper secreto así como yo guardó el secreto de su bolsa de cosas, Ok?.
-- Si si.- movía su cabeza afirmativamente.
-- Juramelo.
-- Lo Juro Vanessa que será secreto.

Ahora tenía el control, era más que una fantasía, más porque era algo inimaginable que salió de la nada.

-- Sigamos con lo que estábamos hablando, hagamos un juego. Ustedes deben tocar con una mano las partes que les gustan de mi, Ok?.

Rubén abrió los ojos asombrado y miro a mi hermanito. Era claro que les gustaba el juego pero les daría pena tocar, así que empezaría con Daniel para que su amiguito no se sintiera incómodo.

-- A ver Daniel ponte de pie, debes tocar las partes de mi que te gustan y decir porque.
-- Y decir porque??!!.- fue como mucho quizás eso que le pedí.
-- Bueno si quieres decir puedes decirlo.

Se coloco de pie y lo primero que toco fue mi trasero, luego mis senos, luego señalo mi vagina de muy cera pero no la tocó.

-- Debes tocarla.- quería que lo hiciera.
-- Es que me da pena.

Tome su mano y la coloque sobre mi vagina cubierta apenas con una fina licra. Su mano estaba tensa, caliente, su cara se puso roja. Sujetando su mano pase sus dedos y la palma, suave varias veces acariciandome con ella, se sentía divino las cosquillas que hacia frotarle contra el. Lo hice unas 6 veces y le solté la mano.

-- Que más?.

Toco no cara mi cabello mis piernas mi abdomen.. Casi toda lo único que falto fue mi espalda.

-- Te gusto toda completa.- le dije riendo.-- Ahora le toca a Rubén.

Inmediatamente se levanto y se coloco frente a mi, se notaba claramente el bultico de su erección que parado frente a mi me apuntaba directamente.

Sin pensarlo puso su mano completa sobre mi vagina, de la sujete por la muñeca suavemente y la apretaba contra mi para que sintiera mi calor. Podía abrir como el me la apretaba suave, miraba como me tocaba y por segundos volteaba a ver mi cara.

-- Te gusta mi vagina?.- quería que en momento fuera más morboso.
-- Si.
-- Porque?.
-- Porque la tienes afeitadita.- tenía la imagen en su mente d cuando me vio sin ropa.
-- Te gustó cuando me viste sin ropa?.- mientras le preguntaba seguía dejándolo que me tocara toda la vagina como quisiera.
-- Si me gustó mucho.

Le separe la mano y le dije que continuara con las otras cosas que le gustaban de mi.

Daniel estaba sentado en la cama apretando su pene sobre su ropa como masturbandose mientras veía. Fue tan excitante verlo hacer eso y más excitante aún estar ahí con los dos. Estaba hiper caliente, creo que jamás me había sentido así de excitada y aún sin sexo, era puro deseo.

Toco mi trasero apretándolo un rato, mis senos, mis piernas, me tocó completa.

Ya no aguantaba más quería masturbarme y hacerlo con ellos, pero era un paso que no sabía si estaba dispuesta a dar. Pensaba también que mis papás podían llegar en algún momento.

Rubén se sentó en la cama y la cara de mi hermanito era como si estuviera a punto de acabar:

-- No se vale Daniel, detente.- le dije para que dejara de masturbarse.-- Todavía no he dicho que se pueden tocar.

Quería seguir pero no sabía como.

-- Me gustaría ver como es el pene de ustedes. Los dos ya me vieron desnuda, ahora me toca ver a mi.

Ya el de mi hermanito lo sabía de memoria pero aún así quería verlo paradito para mi. Me moría de ganas de ver el de su amiguito Rubén.

Se colocaron de pie los dos frente a la cama y yo me puse de rodillas para estar más a su altura. Me movi un poco para quedar frente a Rubén, su pantalón estaba apuntandome, metí mis dedos debajo de la elástica de su pantalón y lo baje hasta las rodillas, su interior era azul y al pasar mis dedos debajo de la elástica de su ropa interior, hizo un movimiento hacia atrás con su cadera, se sujetó de mi brazo y con la otra mano se tapó el pene sujetándolo debajo de su ropa interior.

Por un segundo pensé que le había hecho daño o que quería detenerse, le pregunte que paso de inmediato y el cerrando los ojos dijo que nada. Podía ve como el azul de su ropa interior se hacía más oscuro entre los dedos de su mano.

Rubén estaba acabando frente a mi.

-- No tienes que tener pena Rubén, eso es algo normal.- era tan rico saber que le excitaba tanto que sólo tenerme así cerca era suficiente para hacerlo acabar.
-- Es que no me pude aguantar.- dijo jadeando
-- Eso es rico mi lindo, a ver quita la mano.

Al apartar la mano de su bóxer se notaba la gran cantidad de poquito que mojó su ropa interior.

Mi hermanito no decía una sola palabra, miraba fijamente y se masturbaba apretando su pene sobre su pantalón.

Dije la elástica de la ropa interior de Rubén y la baje suavemente, su pene salió disparado como una abra de metal apuntando a mi cara. La piel que cubre el glande estaba hasta la mitad de su cabeza y salían gotas aún.

No me pide contener y cine se a tocarme sobre la licra apretando suavemente mi clítoris.

-- Que divino Runben, eso que hiciste me encanto.- me incline hacia el y le di un beso profundo en el cachete pero mi boca toco la de el en un costado con toda la intención de que sintiera mi boca.-- Siéntate en la cama que ahora le toca a Daniel.

Rápido mi hermanito se coloco frente a mi, baje su pantalón y no tenía ropa interior, lo que hizo que su pene estuviera listo frente a mi.

-- Woow aquí esta mi amiguito, y no va a acabar?.

De inmediato Daniel tomo su pene en la mano y lo movía con velocidad increíble subiendo y bajando la piel que tapaba casi la punta de su pene, lo hizo unas seis o diez veces y salió dudara toda esa sorpresa. Nuevamente salió su agüita transparente, era su semen de niño directo en mi pecho, llenó toda mi camisa y luego en mi licra, el piso, le salió muchísimo.

-- Explimelo, que le salga todo. Ven tu también Rubén, exprimelo.

Los dos parados frente a mi estaban tocandose el pene para mi. Me sentía como una estrella porno. Tenía la ropa llena de semen de mi hermanito y en el piso había semen de ellos dos, me puse de pie y dije:

-- Se tienen que quitar los zapatos el pantalón y el interior.
-- Y si llega alguien?.- dijo Rubén.
-- No van a venir hasta la tarde así que tranquilos.

Ahora de pie si podía ver que estaba manchada de esperma de mi hermanito por toda la ropa. Mi hermano fue el primero en quitarse la ropa.

-- Busca el rollo de papel que esta en la cocina y lo traes para limpiar el piso.- quería quedar sola con Rubén unos segundos.

Al salir mi hermanito del cuarto me quite la camisa lentamente dejando mis senos al aire, luego me quite la licra dejando desnudo mi cuerpo delante de el que aún tenía su bóxer puesto. Podía ver la erección y la mancha de semen en su ropita.

-- Te gusto Rubén?.- me acerque más a el y el sólo movió la cabeza diciendo que si.-- Yo se que estas enamorado de mi.- se puso más colorado que nunca.
-- Quien te dijo?.- se notó que le daba pena.
-- Me lo dijo Daniel pero no te tienes que molestar, me gusta que estés enamorado de mi.
-- También Daniel esta enamorado de ti.- eso si me tomo por sorpresa, me estaba diciendo que mi hermanito le gustaba como mujer.

Quizás era normal por ser un niño aún, pero estos dos chiquitos estaban pensando en mi de otra manera y sabrá dios desde cuando estaba pasando eso.

Me incline y le si un beso en la boca, suave y chiquito.

-- Es tu primer beso en la boca?
-- Si.- estaba hipnotizado viéndome desnuda.

Mi vagina estaba súper mojada, estaba excitada al máximo. Le quite los zapatos a Rubén y le baje el bóxer, estaba justo agachada terminando de quitarlo de sus pies y llego mi hermanito.

-- Dame el papel yo lo limpio.- estaba apoyada con las rodillas juntas sentada en el piso delante de ellos aún.

Limpie rápido el piso y me levanté, camine hasta la papelera que estaba a un lado de la puerta y al volver los dos estaban detallando cada centímetro de mi. Pase por un lado de ellos y me senté en la esquina de la cama con mis pies apoyados en el piso.

-- Vamos a hacer algo, yo les voy a explicar a ustedes cositas de sexo para que vayan aprendiendo, voy a ser como su profesora, quieren jugar?.
-- SIII.- sincronizados aceptaron.
-- Bueno empecemos por sus partes.- me moría por tocarlos.-- Esta parte de aquí se llama glande, es como una cabecita.

Comencé primero apretando entre mis dedos la punta del pene de mi hermanito, al apretarla se abrió el guequito y salió una gótica pequeña que esparcí in el dedo gordo regando la por todo el glande.

Inmediatamente agarré la de Rubén, no tina la circuncisión como el pene de mi hermano, así que sujete su piel suave y la empuje hacia atrás hasta que su glande salió por completo, estaba mojado y brillante. Los dos tenían sus penes duros como piedra, podía sentirlo agarrándolos a los dos.

-- Este es el glande Rubén, debes intentar siempre sacarlo completo para que sientas más rico.
-- Si es que se me sube cuando lo muevo.- dijo riendo con pena.
-- Ok, y mira que pasa cuando lo aprieto.- podía sentir cuando palpitaba su pene de placer y se asomó una gota grande de líquido transparente.-- Sale agüita que es lubricante con un poquito de semen.

Con mi pulgar regaba haciendo círculos todo el líquido por su glande, sus ojos se cerraban por segundos por la sensación tan rival que le hacía sentir.

-- Cuando los hombres se excitan mucho les sale agüita así como a ustedes.- les seguía explicando sin dejar de mover mis dedos sobre todo ese capullo.

Baje mis manos hasta las bolas de cada uno, eran unas bolsitas ahora duras y arrugaditas, las metí en mis manos y mis dedos se metieron entre sus piernas tocando con la punta la entrada de su ano. Sentí claramente cuando casi al mismo tiempo los dos apretaron el recto al sentir mis dedos.

-- Esta parte de aquí también es muy sensible para los hombres.
-- Si en las películas a veces las mujeres le hacen cosas con la boca y la lengua ahí.- dijo mi hermanito.
-- Exacto, si le hago así cariñitos que sienten?.- les pasaba la punta de mis dedos y las uñas muy suave entre sus piernas y por sus bolitas.
-- Se siente bien/Se siente sabroso.- dijeron los dos.
-- Es como cuando ustedes se masturban?.
-- Mucho mucho mejor.- dijo Rubén viendo mi mano como le daba placer en su pene.

La contracciones de excitación que tenían hacían que sus penes se movieran como brincando, se ponían más tensos y subían. Se marcaban las venitas a lo largo de sus cositas.

-- Les gusta?.- sus miradas saltaban mientras veían mi cuerpo desnudo, mi cara al hablarles y mis manos darles placer.

Me incline hacia adelante en dirección al pene de mi hermanito y tome la puntica de su pene y la metí entre mis labios succionado suave como un beso profundo. Estaba sujetándolo por la cadera y pude sentir como se apretaron sus nalgas y su pene se movió entre mis labios.

Luego fui donde Rubén y repetí la operación, me tomo por el cabello con un gesto tan lindo que mi beso en su pene fue un poquito más largo.

Tenía el sabor saladito en mi boca, sus glandes parecían de cerámica de lo liso y duro que se sentían.

-- Ese es un besito de cariño, eso es algo ya casi como sexo oral.
-- Pero no se vale, en las películas se lo meten todo en la boca.- dijo Rubén, me dio risa que fuera tan vivo de provocar así.
-- Pero eso es en las películas Rubén.- sentía como pena de continuar.
-- Profe no se vale, eso no fue completo, queremos aprender.- agrego mi hermanito apoyando a su amiguito.
-- Y ustedes se pusieron de acuerdo?, como que lo tenían planeado todo.

Bueno ya estábamos los tres desnudos ya que más da, pensé justificando lo que haría.

Me coloqué frente a Daniel, me agache apoyada en la punta de mis pies con las piernas abiertas, lo agarre con ambas manos por la cadera y lo acerque más a mi, podía sentir como se abrían más los labios de mi vagina dejando verla por completo. Mire de reojo a Rubén que veía mi entrepierna abierta mientras se agarraba su pene.

Mire a mi hermanito a los ojos y le sonreí, me puse su pene cerca de la boca, le di un beso chupandole suavemente la punta y tomándolo de la cadera lo traje hacia mi cara metiendo todo su pene duro hasta sentir sus bolas en mis labios y su abdomen chocar contra mi nariz y mi frente. Lo aleje unos centímetro y volví a meterlo, lo succionaba suave pero profundo mientras lo movía por su cintura como si me cogiera por la boca. Lo hice así unas seis veces cada vez más lento, podía sentir como su punta se hacía más gruesa. Lo saque me mi boca, trague la saliva con sabor a su pene mirándolo a la cara, tenía la boca abierta, estaba lleno de placer.

Su pene estaba duro a más no poder apuntando hacia arriba, lo mordí suave pasando mis dientes y chupando debajo de su glande y bajando por todo su pene hasta sus bolas, las comencé a lamer haciendo círculos con mi lengua, se ponían duras, su piel se arrugo, su pene palpitaba, podía ver su cara como disfrutaba. Apretaba sus nalgas y metía sus bolas en mi boca mientras las acariciaba con la lengua succionandolas suave.

Sentí como me sujetó los brazos duro, sus muslos de apretaron y sus nalgas también, estaba a punto de hacerlo acabar.

Rápidamente volví a meter su pene en mi boca hasta la mitad, aprisione con mi lengua su pene contra mi paladar chupandolo suave. Sentí como su glande creció, se hizo más gordo dentro de mi boca, hundí mis dedos en sus glúteos duros y de pronto arqueó un poco si espalda hacia atrás.

Abrí mis ojos y mi hermanito respiraba por la boca completamente abierta viéndome fijamente como le mamaba su verga. De pronto sin esperarlo sentí su primera contracción, su pene intentaba ligeramente empujar mi paladar hacia arriba y en mis labios sentí como se llenó su verga de semen, lleno toda mi lengua y el cielo de mi boca de líquido, trate de tragar rápido pero inmediatamente salió otro chorro que al aflojar mi lengua salió disparado en mi garganta directamente. Con cada contracción salía un chorro de semen y sentía como apretaba su cuerpo con cada una. Trague todo lo que tenía y comencé a mover mi cabeza sacándolo y metiéndolo sólo un poco mientras chupaba suave para ayudarlo a sacar todo. Sus manos temblaban mientras me agarraba, tragaba todo lo que descargaba en mi boca, era salado, ligeramente amargo y súper caliente.

Deje mi boca quieta pero succionaba suave, ahora sus ojos estaban cerrados y casi perdió el equilibrio porque estaba muy sensible.

Lo saque de mi boca y sonreí viendo su cara de satisfacción, su respiración estaba acelerada, lo separe y le dije que se sentará en el piso a descansar.

Tomé a su amiguito Rubén por la mano y lo puse frente a mi, me metí los dedos en mi vagina y me masturbe duro, los metía y sacaba pegando la palma de mi mano con fuerza contra mis labios, con una mano me sujetaba de su mano y lo veía mientras me daba placer, el miraba como entraban mis dedos entre mis labios y brillaban al llenarme de líquidos, de escuchaba claramente lo mojada que estaba.

Lo agarre con mis dos manos por su cintura y puse su pene en mi cara, de una lo metí hasta el fondo y lo abrace con mis brazos rodeando sus caderas. Comencé a mover mi cabeza con fuerza metiendo y sacando su pene hasta la mitad masturbandolo en mi boca, lo mamaba fuerte.

Me agarró por la cabeza, sujetaba mi cabello con sus dedos, el mismo comenzó a mover sus caderas llevando el ritmo hasta el punto que deje mi cabeza quieta y era el quien lo movía en mi boca pegado con cada embestida su abdomen contra mi cara, abrí mis ojos del asombro de ver como este niño se movía de rico, subí la mirada y veía su mirada fija y los jadeos de excitación que hacía era lo máximo. Su pene era más grande que el de mi hermanito, llegaba mucho más adentro de mi boca.

Pude sentir como se inclinó hacia adelante, casi acostándose sobre mi cabeza, su pene se puso mucho más gordo, estaba a punto de acabar, deje sólo un brazo en su cintura y con una mano comencé a frotar mi clítoris rápido, estaba súper mojada y mi clítoris estaba inmenso.

De pronto apretó mi cabeza contra el con fuerza y lo metió hasta lo más profundo que pudo en mi boca, tocaba mi garganta, me cortaba la respiración de la fuerza que hacia apretándome contra el. Su primer chorro fue directo a mi traquea, estaba tan caliente que sentía como su calor recorrió mi garganta hasta llegar a mi estómago mientras bajaba al tragarlo, luego fueron tres cargas seguidas abundantes y espesas, estaban calientes.

Sentí electricidad en mi cuerpo justo antes de llegar al orgasmo y de pronto me estremeció, mi piel se erizó, estaba acabando al mismo tiempo Rubén lo hacía dentro de mi, mis piernas se intentaban cerrar chocando con las de el, no podía controlarlas era un orgasmo bien intenso. Abrí mi boca para jadear de placer y respirar. Mientras tenía mis contracciones, a el aún le salían chorros más pequeños de su semen transparente que ahora se derramaban mezclados con mi saliva cayendo en mis muslos y mi pecho. Estaba teniendo un orgasmo divino tocándome, con el pene de un niño en mi boca que me llenaba de esperma virgen.

Rubén terminó de acabar y se separó un poco de mi. Coloque mis rodillas en el piso y me apoye con una mano, tenía los ojos cerrados y la mente en blanco, estaba llena de placer y había tenido un orgasmo demasiado rico.

Daniel estaba acostado en el piso, Rubén estaba sentándose cansado y yo estaba completamente extasiada. Me había comido todo el semen de estos dos niños, les había dado placer al máximo, jamás me había atrevido a que acabarán en mi boca con nadie y este día había dejado que dos pequeños me llenaran con una buena cantidad, aún sentía caliente mi estómago y el sabor profundo en mi boca, aún tragaba residuos que quedaba.

Era una locura lo que habíamos hecho hoy, estaba mojando el piso de lo húmeda que estaba después de acabar, no sabía que podía llegar a estos niveles de excitación y morbo.

-- Que tal?, les gusto como el sexo oral?.- 
-- Esto debe ser lo mejor del mundo.- dijo mi hermanito.
-- Podría hacerlo todos los días de mi vida.- riendo dijo si amiguito.

Me dio risa pero me sentía como la mejor de las mejores, es lo máximo sentir y ver que das placer a alguien hasta ese nivel.

Me levanté, debía ir al baño. Al ponerme de pie, mis dos pequeños se incorporaron para admirarme desnuda. No podía creer lo que veía, sólo de verme desnuda nuevamente sus penes se ponían duros poco a poco, ellos se deleitaban viéndome y yo viéndolos a ellos como les calentaba verme.

-- Que bella eres hermanita.- dijo Daniel, que bello pensé, fue tierno que dijera eso.
-- Tu debes ser la más linda del mundo.- dijo Rubén.

Mi sonrisa fue tan grande que por poco se me sale de la cara, me puse colorada, no de pena, era un sentimiento bonito. Sentí como mi piel se erizó, fue algo que jamás espere que dijeran unos chicos tan pequeños.

-- Gracias mis novios hermosos.- les tire un beso a cada uno mientras los dejaba verme completa.

Pase entre los dos mientras seguían viéndome fijamente y fui en dirección al baño. Iba pensando que realmente me consideró una chica bastante atractiva, tengo muy buen cuerpo, siempre llamo la atención, estoy contenta con cada parte de mi, pero hoy me sentía como la mujer más sensual del universo.

Me pare frente al lavamanos y al mirarme al espejo aún tenía mis pezones duros, me sujete el cabello con una cola y me enjuagué la boca. Aún tenía el sabor a semen dentro, me reía en silencio sorprendida de la cantidad de semen que trague. Tragar semen jamás fue algo que le gustara, por eso jamás lo había hecho pues me parecía desagradable, pero hoy lo hice tan natural y fue tan rico, mientras jugaba con el enjuague bucal en mi boca podía recordar como se sentía el movimiento de sus penes dentro y como se sentía cada descarga dentro de mi, lo caliente, el sabor, la cantidad. Realmente Rubén había acabado muchísima más cantidad que mi hermanito.

Me salí de mi pensamiento y podía escuchar como se reían en el cuarto celebrando todo lo que les había hecho disfrutar.

Tome una cantidad de papel de baño y lo humedecí un poco para poder quitar el semen y saliva que tenía en mi seno y los muslos. Por momentos mientras me limpiaba pensaba en cosas de sexo con ellos dos, con mi hermanito sola o con Rubén. Me sentía demasiado puta ya y al mismo tiempo de daba risa.

Los llame al baño para que se lavaran y los dos llegaron de inmediato, ambos tenían sus penes pequeños así podía ver cuanto le crecían porque así se veían tan chiquitos y luego al este erectos aumentaban mucho su tamaño.

Rubén de inmediato de coloco frente al inodoro para orinar, fue natural y sin pena, parecía que esto pasara todos los días, los tres desnudos en el baño.

Le indique a mi hermanito que se colocará sobre el banco que estaba frente al lavamanos. Es una pequeña escalerilla de dos peldaños que usaba desde pequeño para subir a lavar los dientes, pero ahora que esa más grande le sirve para subir y verse al espejo. Ahora al subir al segundo escalón su pene queda a la altura del lavamanos.

Abrí el agua y la regule hasta que quedara tibia. Rubén había terminado de orinar y ahora se había puesto a un lado, cerca de la puerta para observar todo lo que hacia.

Moje mis manos y luego tome el pene de mi hermanito para humedecerlo, pase mis manos por sus bolas y de inmediato su pene se comenzó a llenar de sangre por dentro, me detuve a ver como crecía frente a mis ojos sólo por haberlo tocado unos segundos.

Debo admitirlo, jamás había visto el pene de un niño crecer así por la excitación y eso me calentó nuevamente de forma inmediata. Los tres nos vimos unos con otros y nos reímos.

-- Ustedes tienen esa espadita lista siempre en cualquier momento.
-- Yo siempre.- dijo mi hermanito.
-- Yo también yo también.- dijo Rubén subiendo en un costado de la escalerita.

Los dos tenían sus penes asomados dentro del lavamanos para limpiarlos. El de Rubén también crecía aún sin haberlo tocado.

-- Que están esperando?.- puse mis manos mi cintura como gesto de regaño.-- Están pasados de flojos, no pretenderán que también tengo que lavarles el pipí.
-- Tu dijiste que eras la profesora hoy.- dijo Rubén, los dos se reían como pícaros.-- Tienes que enseñarnos a lavarlo bien.

Mi niños siendo morbosos conmigo, eso era excitante. Ya los dos tenían sus penes completamente duros apuntando al frente, tome un poco de agua en mi mano y moje el pene de Rubén hasta sus bolitas.

Sujete la piel que cubría la mitad de su glande y la empuje hacia atrás dejando que saliera por completo.

-- Ok la primera lección es para Rubén, debes siempre para lavarlo llevar la piel de tu pene hasta atrás para lavarlo bien que salga toda la cabecita, sobretodo en esta zona.- con mis dedos pase suavemente alrededor de la línea que separa su glande del resto de su pene.

Llene mi mano de jabón y frotándolas hice espuma suficiente, con una mano enjabonaba a mi hermanito y con la otra a Rubén. Lo hacía suave como si los masturbara pero fregando bien toda sus espaditas hasta las bolas. Pasaba la punta de mis dedos por su glande y eso hacia que se movieran dando pequeños brincos producto de las contracciones, aún estaban sensibles.

Retire todo el jabón y me puse a medirlos cerrando mi puño sujetándolos, el de Rubén era más largo por uno o dos centímetros, pero el de Daniel mi hermanito era mucho más grueso.

-- Ustedes son incansables, después de lo que acabamos de hacer se les pone dura aún.

Esas sonrisas en sus caritas era lo máximo, tenía el control total.

En ese momento sonó el teléfono de la casa y salí del baño ordenándoles que se secaran. Era mi padrastro para avisar que saldríamos a cenar a final de la tarde al club así que cuando estuvieran por llegar llamarían para que estuviéramos listos los tres, lo que nos dejaba unas horas más solos en casa.

Regrese al baño y lleve a los dos de la mano a mi cuarto esta vez, me senté nuevamente en la esquina de la cama, abrí mis pierna un poco y coloque a cada uno con mi pierna entre las de ellos que estaban de pie, sus bolas casi tocaban mis muslos. Rubén sin decir nada toco mi seno y paso su dedo por mi pezón que se había arrugado y estaba muy duro. No me lo esperaba y actúe como si nada para que sintiera la confianza de hacerlo cuando quiera, aparte que se sintió divino.

-- Ya va Rubén, ahora voy a enseñarles una lección importante.- quería educarlos a mi gusto, ahora quería que aprendieran a darme placer.-- Tienen que aprender a besar, eso es básico para que una mujer se excite.

Comencé con mi hermanito, lo sujete por la cadera y lo acerque hacia mi hasta que quedo pegado a mi cuerpo, su pene quedo apretado entre mi cuerpo y el suyo. Mi pierna derecha estaba entre sus piernas, pase mi brazo derecho por su espalda y comencé a besar su cuello, suavemente pasaba mis labios y le daba pequeños besitos en diferentes lugares, subí hasta su mentón y luego volví a bajar hasta el inicio de su pecho.

Podía sentir como el movía su cadera muy suavemente para frotar su pene contra mi. Lo sujete con más fuerza por la espalda para que su pene se aprisionara con fuerza contra mi.

Lo besaba ahora más profundo, chupaba su cuello y pasaba mi lengua lo más sensual posible, subía lamiendo y besando hasta su oreja. Al llegar ahí causo que el moviera su cabeza, porque sentía unas cosquillas extrañas, lo chupaba y mordía suavemente y comenzaba a pasar mis dedos y uñas por la espalda. De pronto toda su piel en todo su cuerpo se erizó, toda una corriente paso por su cuerpo, logre hacer que hiciera gemidos de placer y en ese momento me detuve.

-- Como se siente?
-- Perfecto.- respondió soltando todo el aire de sus pulmones.

Separe a Daniel un poco de mi cuerpo y acerque a su amiguito contra mi.

Comencé a besar su pecho, lamí sus pezones que se pusieron duros en mi lengua, subí besándolo hasta su cuello y podía sentir su respiración como se aceleraba.

Lo sujete por las nalgas y lo pegue a mi cuerpo, su pene estaba apoyado a la altura de mis costillas y de inmediato comenzó a mover su cadera frotándolo contra mi masturbandose mientras lo lamia hasta sus orejas.

Le causaba cosquillas de placer, continúe por su mejilla hasta llegar al mentón, lo chupe suave y subí hasta su boca. Abrí mis ojos y el envía la mirada fija en mi, parecía con miedo porque no se esperaba eso, así que lo bese con todo chupando sus labios y mordiendo los suaves, si cuerpo se puso rígido, metí mi lengua en su boca, primero la punta para que no se incomodara y luego la pero más adentro tocando su lengua y moviéndola entre la mía.

Me sujeto con sus manos por el cabello y pego con más fuerza su cadera para frotar más si pene contra mi. Nos estábamos besando como locos, aunque el hacía unos movimientos inexpertos, por eso me detuve y sin despegar mi boca de la suya le dije:

-- Déjame primero enseñarte a besarme.

Continúe haciéndolo y el sólo me dejaba a mi. En ese momento sentí como mi hermanito que estaba a un lado de nosotros con mi pierna entre las suyas comenzó a frotar su pene corta mi muslo para masturbarse, se sujetaba con la dos manos de mi pierna y movía su cadera fregando su pee y bolas contra mi, podía sentir sus bolitas en mi rodilla y su duro pene en mi muslo.

Así pasamos unos minutos ellos dos disfrutando masturbare en mi cuerpo y yo ahora completamente mojada de excitación.

No me pude conteneme y con una mano comencé a masajear mi clítoris que estaba inmenso, lleno de deseo, se salía del capullo que lo envuelve y mis líquidos ya se salían fácilmente entre mis labios. Estaba excitada al máximo.

Mis dos chicos se movían sobre mi cuerpo ahora tan fuerte que me hicieron perder el equilibrio y me fui hacia atrás sobre la cama, me apoye sobre mis brazos quedando frente a ellos que veían ahora mi vagina que de había enrojecido un poco por masturbarme. Tenían sus penes erectos apuntandome.

-- Vengan vamos a subirnos sobre la cama.- me impulse con nos brazos subiéndome boca arriba sobre el colchón.-- Acuestence uno de cada lado.

Los dos se subieron rápidamente y se acostaron Daniel a mi derecha y Rubén a mi izquierda.

-- Acérquense, tienen que quedar pegaditos a mi.- quería sentirlos y que ellos me sintieran a mi.-- Quiero que ahora me enseñen si aprendieron lo que les acabo de enseñar, uno a cada lado.

Los dos me abrazaron de lado montando cada uno una pierna sobre mi abdomen, podía sentir sus penes a cada lado en mis caderas. Los abrace acercándolos a mi aún más y abrí un poco mis piernas, estaba demasiado excitada pero en esa posición no podía hacerlo con mis manos, no llegaba.

Primero empezó mi hermanito a besarme el cuello, lo hacía de forma muy tosca, pero se sentía divino el calor de su boca en mi piel.

Sujete a Rubén por su cabello y lo acerque a mi cuello para que se le quitará el temor. Iba indicándoles como debían besarme suave y cuando chuparme como yo de los hice a ellos.

Giraba mi cabeza a cada lado y los besaba profundo en la boca, dejaba que metieran su lengua en mi boca. Comencé con mi hermanito, mojaba su boca con mi saliva y luego lo tome por el cabello llevándolo hasta mi cuello para que continuara besando me y gire al otro lado para besar a Rubén.

Me sorprendió porque de inmediato metió su lengua en mi boca y lamía la mía rápido, inexperto pero muy sexual, estaba desesperado, le indique que se calmara y que lo hiciera idéntico pero más suave y así lo hizo. Lleve mano deslizandola por toda su espalda hasta sus nalgas y las apreté empujandolas contra mi para que se masturbara contra mi, me excitaba que hicieran eso.

Sujete a mi hermano por su cabello y baje un poco su cabeza hasta llevarla a mis senos, lleve su boca hasta mi pezón y levanté un poco el pecho pegando mi pezón en sus labios, no podía hablar porque me besaba con su amiguito, pero capto la idea, comenzó a besarlo y lo lamia.

Apreté su rostro contra mi seno y me separe del beso con Daniel para decirle:

-- Chupa mi pezón, hazlo fuerte que se sienta.- de inmediato lo hizo y electricidad paso por todo mi cuerpo.
-- Te gusta eso?.- me pregunto Rubén mientras veía como mi hermanito chupaba y lamía todo mi seno derecho.
-- Me encanta.- dije jadeando mientras veía como mi hermanito lo hacía perfecto.

Rubén bajó sin que le dijera nada y comenzó a lamerlo, lo mordía suave, lo chupaba, se nota que había visto muchas películas porno.

Era demasiado para mi que estos dos niños estuvieran haciendo esto al mismo tiempo.

Pase mi brazo izquierdo por debajo de Rubén y me comencé a tocar de una vez como loca. Podía ver como los dos abrían los ojos para mirar como lo hacía y eso me causaba una excitación tremenda poder enseñarle a estos dos chicos como me masturbaba.

El pene de Rubén en ocasiones rozaba mi brazo, podía abrir lo duro que estaba. Los tres estábamos sudando, yo más que ellos, frotaba mi clítoris con fuerza con los dos dedos medios de mi mano subiendo y bajando la pequeña piel que cubre mi clítoris.

De pronto sentía las contracciones justo antes del orgasmo, apretaba mis músculos dentro de mi vagina, mis piernas se pusieron rígidas como madera y se juntaron, sentía mis dedos con más fuerza ahora y me salían líquidos entre mis labios. La sensación que me causaban mi hermanito y su amigo al chupar mis pezones fue demasiado combinado con lo que hacían yo. De pronto ya no podía más.

-- Miren como acabo.- fue lo que alcancé a decir justo antes de mi orgasmo.

Mi cuello se tensó y luego cada músculo de mi cuerpo, sentí como un vacío y electricidad recorría mi cuerpo y en especial en mis pezones. Sin poder evitarlo comencé a temblar ligeramente y apreté a mi hermanito contra mi y mis dedos detuvieron su movimiento en mi vagina, sólo apretaba los labios con fuerza y sentía como la entrada de mi vagina tenía espasmos de placer, que duraron más de 20 segundos.

Se detuvieron y se quedaron viendo como simplemente intentaba recobrar el aliento. Jamás había tenido un orgasmo de esa magnitud, no sabía que mis pezones de ponían tan sensibles al hacerlo así.

Se apartaron de mi lado y se colocaron sentados de rodillas sobre la cama a cada costado de mi cuerpo y con los ojos cerrados y aún jadeando les dije:

-- Lo que acaban de ver es un orgasmo, los dos me hicieron acabar supe fuerte.- los dos se rieron al mismo tiempo.
-- Y que sentiste?.- pregunto mi hermanito.
-- Es complicado de describir, no se como sienten ustedes, pero es como si estuvieras cayendo en una montaña rusa, es divino.

Abrí mis ojos y los dos se deleitaban viendo mi cuerpo desnudo extendido sobre la cama para ellos.

Abrí mis pierna y lleve mis rodillas casi hasta el pecho separándolas, así quedaba bien abierta para que me vieran. Quería enseñarles como había quedado después de acabar.

Coloque mis brazos entre mis piernas empujando las rodillas hacia los lados abriéndome más. Sus caras eran de asombro al verme así, pase mi mano desde la entrada de mi ano hasta mi clítoris, estaba llena de mis líquidos.

-- Nunca habían visto una chica así de abierta real.- movían sus cabezas diciendo no y viendo mi vagina y mi culo fijamente.-- Ven como esta de mojada?.
-- Y siempre se pone así de mojada?.- pregunto Rubén, la verdad es que estaba muy mojada, había líquido hasta en la sábana.
-- No siempre eso depende de lo excitada que este.

Sujete un labio con cada mano separándolos un poco para que la vieran completa.

-- Esta es la entradita de mi vagina.- les dije señalando con un dedo el orificio de entrada a mi cosita.
-- Y cuantas veces lo has hecho?.- pregunto mi hermanito.
-- No muchas pero si lo suficiente.
-- Y que se siente cuando se mete.- pregunto Rubén inclinándose y mirando con detenimiento.
-- Me imagino que ustedes los hombres sienten rico, yo siento rico, pero debe estar así mojadita, sino no se siente tan bien.- extendí nos manos para invitarlos.-- Permítanme sus manos.

Sujete cada mano y coloque la punta de sus dedos en mis labios externos indicándoles que apoyaran sus dedos en ellos y haciendo una suave presión abrí mi vagina con sus dedos. Me inclinen un poco hacía adelante para ver bien como me veían y tocaban.

Mis labios internos eran pequeños, mi clítoris se levanto como una punta que sobresalía de todo.

-- Esta es la entradita por donde se mete.

Metí dos dedos dentro de mi y los saque suavemente completamente mojados, los metí y saque varias veces para que vieran como se hacía.

Aparte sus manos y me abrí los labios yo como ellos lo estaban haciendo y le dije a mi hermanito que metiera sus dedos.

-- Extiende dos dedos y ponlos duros y suavemente vas a meterlos por mi entradita.

Sus dedos índice y medio entraron poco a poco dentro de mi, se sentía tan divino y más porque estaba tan sensible. Por primera vez mi hermanito estaba dentro de mi, me daba un morbo terrible poder ser yo su primera experiencia.

Comenzó a moverlos poco a poco metiéndolos y sacándolos, sus dedos eran más delgados que los míos así que podía decirle que metiera otro:

-- Pon tres dedos juntos así.- le indique juntando tres dedos de mi mano.-- Y mételos igual.

Sus dedos salían húmedos de mi.

-- Van a turnarse, cada uno lo va a meter y sacar 10 veces.

Fue lo máximo dejar que jugarán con sus dedos dentro de mi, me lograron excitar nuevamente en segundos.

-- Y como es por detrás?.- pregunto Rubén tocando mi nalga izquierda suavemente mientras estaba en su turno mi hermanito metiéndome sus dedos.
-- Por detrás es lo mismo, pero es medio doloroso para la mujer a veces si no se sabe hacer.
-- Pero que sientes si hago esto?.- dijo mi hermanito sacando sus dedos dentro de mi y pasándolos por todo mi ano.
-- Uff de siente rico.- me arranco un suspiro y la sensación de sus dedos hay hizo que lo apretara un poco.
-- Si lo mueves así es que te gusta?.- pregunto Rubén.
-- Si, aprieto sin querer pero es porque se siente rico.

Tome la mano de Rubén y lleve sus dedos a mi ano también. Mientras ellos tocaban y estiraban suavemente la entradita de mi culo, metí mi dedo medio en mi vagina para humedecerlo un poco y lo lleve a la entrada de mi ano. Comencé a introducirlo suave, muy lento hasta meterlo completo.

-- Así es el sexo anal, por aquí.- les decía mientras sacaba lentamente mi dedo de mi culo.
-- Y te duele?.- dijo mi hermanito
-- No porque los dedos no son tan grandes y gruesos como un pene.
-- Podemos ver como se siente?.- mi hermanito quería sentir como era mi año también.
-- Esta bien pero sólo una vez cada uno y antes de meterlo deben poner saliva en la entradita para lubricar.

Y así lo hizo mi hermanito primero dejo caer saliva en sus dedos y coloco dos en la entrada y presionando los empujo dentro.

No esperaba dos dedos por detrás pero no dije nada, no estaban tan gruesos, a su edad sus dedos eran mucho más delgados y se sentía rico.

Los metió y saco unas tres veces:

-- EYYYY!! Sólo era una vez.- dije riendo.
-- Ok!.- los saco de inmediato.
-- Ahora tu Rubén.

Hizo la misma operación tenía ahora dos dedos de Rubén llenos de su saliva dentro de mi ano. Hoy había pasado todos los límites de sexo con ellos.

Por dentro quería saber que se sentiría desvirgar a unos chicos tan jóvenes, quería sentir como sería tenerlos dentro, pero sentía tenía de hacer eso, llegar a ese punto ya era algo delicado, no estaba tomando pastillas y a unos niños como ellos un preservativo no les serviría. Sentía temor de que pudiera quedar embarazada.

De pronto el sonido del teléfono rompió mis pensamientos y la clase de sexo con mi hermanito y su amiguito. Eran nuestros padres pensé de inmediato y nosotros tres estábamos desnudos aún.

-- Vístanse rápido que deben ser ellos.- dije refiriéndome a nuestros padres.

Salí corriendo al teléfono para atender y efectivamente era mi padrastro.

-- Alo.
-- Venias corriendo que suenas tan agitada?.- noto mi respiración acelerada producto de la carrera que di para llegar a tiempo al teléfono más todo el sexo acumulado.
-- Si es que estaba en el cuarto y salí corriendo.
-- Ya vamos en camino a buscarlos en 20 min llegamos.
-- Esta bien.

Colgué el teléfono y me fui directo al baño a lavarme, estaba llena de líquidos de mi sexo, sentía aún que tenía ganas de más.

Salí del baño aún desnuda y pase a revisar que estaban listos y los dos ya se estaban poniendo los zapatos.

-- Terminan y los dos se van a lavar las manos que tienen todos los dedos llenos de mi.- y les di una sonrisa picara.

Fui a mi cuarto y me coloque una falda negra plegada, parecida a las que se usan en el tenis que por debajo son como un short pero queda muy holgada, la usaba generalmente cuando iba a la playa, pero hoy quería verme sexy. Pensaba ponerme ropa interior pero no lo hice. Me coloqué una camisa pegada deportiva de tirantes y un suéter negro del mismo conjunto de mi falda short, zapatos deportivos blancos. Parecía que salía del gimnasio, me solté el cabello y realmente hoy me sentía hermosa.

Antes de que llegarán fui al cuarto de mi hermanito y nuevamente me pare frente a ellos:

-- Recuerden este es nuestro secreto, no se puede decir a nadie ni que pase lo que pase, A NADIE!!
-- Si/Esta bien.- respondieron los dos.
-- Juerenlo. 
-- Lo juramos.- respondieron en coro.

Les di un beso en la boca a cada uno y les ordene que bajarán a la sala. No paso mucho para que soñara el intercomunicador, eran nuestros padres que ya habían llegado.

Estábamos saliendo y mi mama entro a la casa para buscar unas cosas que debían llevar, yo baje con mi hermanito y su amigo al carro.

Al llegar mi padrastro estaba ordenando unas cosas en la parte de atrás de la camioneta y cuando nos vio llegar fue la primera vez en mi vida desde que sale con mi mama que lo vi mirarme así, por momentos pensé que quizás era mi idea, pero mientras nos organizamos para entrar y sentarnos me dijo algo que corroboró lo que pensaba:

-- Vanessa estas bella, te ves bien así deportiva.
-- Gracias.- si era verdad me había visto detenidamente mientras caminaba al carro.

Quizás no era nada, quizás fue demasiado sexo en tan pocos días que me hacia ver todo de otra manera, quizás me sentía culpable por todo lo que había hecho y ahora las cosas normales las juzgaba mal.

Nos sentamos en el asiento de atrás de la camioneta y tenía a mi hermanito a mi derecha y a su amiguito a mi izquierda, no pensaba discutir con ellos como siempre hacen por quien iría en la ventana.

Me sentía como si hubiese robado un banco, a pesar que los chicos actuaban de lo más normal como si nada, yo me sentía extraña, pero trataba de disimularlo.

No es normal que una chica de mi edad este corrompiendo unos adolescentes de 17 años y aparte que le excite la idea de hacerlo. Me sentía como una sádica, pero eso no me hacia sentir mal, por el contrario me gustaba poder sacar ese lado que no yo misma sabía que tenía, me sentía capaz de hacer cualquier cosa.

Fin del relato erótico de la chica de Amazon que tiene sexo con su hermano y el amigo. Autor : Anónimo
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Relato erótico : Sexo en la farmacia

Trabajaba en una farmacia, mi compañero era un señor de 40 y yo tenía escasos 28. El era casado y con hijos, yo tenía una relación con un chico desde hace varios años.

Mi actividad sexual era buena, pero lo compañero se me insinuaba todo el tiempo, rozaba mis piernas o mis nalgas cada vez que podía, con el pretexto de pasar junto a mi con las cajas de medicamento.

Un día que no había mucha gente en el negocio, pusimos una película en la computadora del mostrador, nos sentamos juntos a verla, la película tenía una escena de sexo, y sentí que el se empezaba a excitar, y yo también. Su mano comenzó a rozar mi entre pierna, y yo por inercia abrí las piernas para dejarme tocar. Me tocaba cada vez más duro, hasta que tome su mano y la metí dentro de mi pantalón y de mis bragas. El estaba muy excitado y yo muy mojada, sus dedos entraban a mi vagina una y otra vez, la película seguía y nosotros ya no le prestamos atención.

Estábamos muy calientes, oía su respiración agitada y comenzó a susurrarme al oído cosas sucias, me decía – mami que rica estás, te me antojaba desde que te vi.

Yo no lo pensé ni un segundo, lo tomé de la mano y lo lleve al almacén, lo senté en una silla y lo monte.
Le dije cógeme, estoy muy caliente y húmeda, mis jugos escurrían por mis muslos apretados.

El me introdujo su verga, era chica pero gruesa, y estaba muy dura, la sentí entrar y solté mi primer gemido. Me la metía rápido y duro, el placer era demasiado, me cargó y me puso a mi en la silla, yo excitada abrí mis piernas lo mas que pude, el vio mi pucha abrirse, escurrir y palpitar. Se agachó y comenzó a lamerla, despacio, como si fueran besos tiernos, me introdujo dos dedos mientras la mía mi clítoris, me beso los muslos y hasta un poco el culo, sentí su lengua caliente dentro.

Después de unos minutos yo pedía verga como desesperada, métemela, le dije. Sostuvo su verga gorda en su mano, abrió mis piernas y la metió. Mis rodillas casi tocaban mis orejas, me tenía totalmente abierta, penetrándome rico, suave pero firme, con ritmo. Los gemidos eran cada vez más fuertes, me hizo venir, me escurrí entre sus huevos. Después el me apoyo en un escritorio y metió su verga, sentía sus huevos pegar en mis nalgas, las apretaba al igual que mis senos. Lo sentí escurrirse dentro de mi, esa sensación caliente entre mis piernas.

Nos vestimos y seguimos viendo la película, yo no toque el tema, pues me sentía culpable por mi novio.
Los días siguientes el seguía rozando mis nalgas con sus manos al pasar cerca, después de coger en el almacén descubrimos que era más excitante hacerlo detrás de los anaqueles, donde se corriera el riesgo de ser vistos por los clientes que entraban a la farmacia, una vez el me chupo la pancha mientras yo atendía a un doctor, estaba agachado en el mostrador y yo parada sobre su cara, sentía su lengua mientras daba precios de medicamentos y cobraba. El que pudieran descubrirnos era cada vez más emocionante.

Así estuvimos por varios meses, cogíamos hasta tres veces al día.

Es de lo más excitante que me ha pasado, me sentía toda una puta cuando estaba con él.

Mi novio nunca se enteró.

Relato erótico : Sexo en la farmacia

Autor : Anónimo
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sábado, 10 de abril de 2021

Relato Erótico : Cornudo viendo a su esposa chaparrita con el amante

Este relato que les platicaré es mi historia de como hice que mi esposa fuera disfrutada por otro hombre mientras que yo escondido en el clóset solo me limitaba a mirar. Para iniciar le comentaré que este relato tuvo lugar hace 10 años y es hasta ahora que me he atrevido a platicarlo. Actualmente tengo 51 años y mi esposa 43 lo que significa que cuando pasó ella tenía 33 años.

Bueno al grano en nuestro matrimonio ya no existen tabú que nos impidan gozar al máximo nuestra sexualidad, para iniciar le diré que mi esposa es una linda chaparrita pues mide 1.60 aproximadamente para identificarnos, le diré que mi nombre es Arturo y el de mi esposa será el de Silvia tiene un hermoso culo lo que ellas llaman chaparreras, su puchita es deliciosa con bastante vello púbico, sus senos aunque son chicos están deliciosos. Nuestra odisea pasó con comentarios qué hacíamos sobre un chico de nombre Mario, según parece ella decía que estaba guapo y encamable.

Lo conocíamos y vivía a lado de nuestra casa fantaseábamos con que si se animaría a estar a solas con él y qué le haría aunque al principio ella reaccionaba mal poniéndose seria, pero con el tiempo se animaba contestando que le haría lo mismo que me hace a mi que es abrazos besos masaje a mi verga y una rica cogida, sin embargo creo que solo lo decía por decirlo ya que hacerlo era otra cosa. Sucede que por razones de trabajo nos mudamos al estado de Jalisco ya que nuestra residencia era Zacapu en el estado de Michoacán, bueno nuestra fantasía seguía ya que de cierta forma él le gustaba como hombre yo por mi parte si deseaba que se diera el gusto de coger con él por ello le animé a que le escribiera una carta algo picante lo que hizo. Pasaron 10 días y ¡oohhh sorpresa! un día al llevar mi esposa a los niños a la escuela, él ahí estaba más no ocurrió nada solo charlaron y se despidieron no sin antes darle un beso en la comisura de los labios según me platicó ella dejándole un número de teléfono. Silvia por su parte se emocionó eso se notó en cuanto me platicó, igual a mi me puso cachondo y esa noche cogimos de lo más sabroso. Cinco días después la animé a que le llamara y acordara una cita con él, lo que así ocurrió. Quedaron para un día miércoles, llegó ese día por lo que preparamos el asuntillo, llevamos a los niños a casa de su mamá y posteriormente ella se preparó. Hizo que escogiera la ropa sugiriéndole un camisón demasiado corto sin nada abajo y que lo invitara a pasar a nuestra casa para después que él se duchara y el iniciativa parándose enfrente a él para supuestamente ver quien estaba más grande y yo por mi parte no veía en ese momento nada solo escuchaba sus respiros entrecortados, sin embargo Silvia actuó con rapidez llevándolo a un lugar donde tuviera mejor visión, se abrazaron dándose un largo y apasionado beso mientras Mario llevaba sus manos a las nalgas de Silvia agarrándoselas, después su atención fueron sus dos pequeñas chiches ella por su parte le acariciaba su pecho, espalda, deteniéndose en su abultada verga dentro de sus calzoncillos, animándose a sacársela y dándole una graciosa apretada primero en forma despacio y después con más confianza le pajeaba la verga como queriendo doblegarla, Mario por su parte la llevó a la cama acostándola de espaldas besándole en todas partes principalmente sus chiches y pasando a su riquísima pucha dándole una lengüeteada que creo que ni yo se la había dado como este cabrón, Silvia gemía o casi lloraba creo que alcanzó su primer orgasmo entre grititos y gemidos, ella no desaprovechó no le soltaba ya su enorme verga que desde mi escondite así se la veía. Mario pasó a la acción directa, se puso en posición de misionero y le colocó su verga en la entrada de su puchita que ya pedía a gritos que la penetrara se la dejó ir de un solo embiste comenzando un entre y sale de lo que hasta ese momento era solo mía ambos gemían diciendo palabras que parecía más que deseo súplicas de tener otra chorreada.

El palo que este recabrón le estaba echando a mi mujer sólo duró unos minutos porque él entre bufidos tuvo una tremenda venida inundando todo su interior de leche que más que venida parece que se estaba meando, pero al parecer mi querida esposa no terminó en ese momento por lo que Mario muy caballeroso y preocupado le preguntó que como ella tiene sus orgasmos aparte de sexo oral. Lo que de inmediato ella dice que se acostara él de espaldas subiéndose ella como en posición de misionero y que se quedara inmóvil ella por su parte le tomó la verga con una mano guiándola a su entrada de su pucha e iniciando un movimiento circular y no tardó nada en tener su primera venida descansando un rato arriba de él sin sacarse la verga de su interior para después iniciar de nuevo los movimientos logrando una segunda venida abrasándolo fuerte y besándolo agradeciéndole que se hubiera preocupado por que ella también gozara. Una vez termina Silvia, él inicia una segunda bombeada moviéndose más lentamente queriendo gozar mejor este palo mientras se besaban con lujuria mamándole sus tetitas lo que le provocó a Mario que se viniera no menor que su primera chorreada, pero esta vez la sacó y se los aventó fuera de su chochita mojándole todo su pelambre después de la tempestad los dos fueron al baño y no se que ocurrió. 15 minutos más tarde regresaron secándose el agua, completamente desnudos se sentaron en la cama a charlar y a fumar un cigarrillo yo por mi parte en mi escondite tuve dos grandes venidas aunque sin gritos ni gemidos por temor a ser descubierto.

Así trascurrieron los 15 minutos, pasando de nuevo a la acción. El muy cabrón de Mario quería seguir disfrutando del culo de mi mujer solo silencio y ellos abrazados al borde de la cama besándose agasajándose todo el cuerpo de Silvia mientras ésta le agarraba su rica verga pagándose en una de sus piernas, no tardó mucho para lograr que la verga se pusiera dura de nuevo y coger el culo de mi mujer, pero esta vez la puso en cuatro patas para cogerla de a perrito ella gemía con lo que le quedaba, de nuevo un beso y se despidió con la promesa de verse otro día.

Por la noche mi esposa y yo tuvimos una gran noche de sexo cogimos como locos para después agradecernos mutuamente por lo sucedido.

Relato Erótico : Cornudo viendo a su esposa chaparrita con el amante

Autor: Anónimo

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Relato erótico : Colegiala follada por su profesor particular

 Relato erótico de Colegiala follada por su profesor particular

Sigo con mi aprendizaje, esperando encontrar opiniones y mensajes que me ayuden a mejorar y que me ayuden a identificar errores)

Eran sobre las 1 de la tarde cuando llegué a casa procedente del instituto, vivo en un barrio de las afueras, de casas adosadas de familias acomodadas, cuando abrí la puerta de casa oí hablar a mis padres con una voz, que parecía de un chico, no me resultaba familiar, rápidamente caí en la cuenta de que mamá me había comentado que había estado charlando con un chico para que diera clases de matemáticas a mi hermana pequeña, Inés de 13 años que previsiblemente y viendo sus malas notas iba a tener problemas para aprobar la evaluación de navidad.

Yo por entonces tenía 18 años, el chico se encontraba reunido con mis padres, debería tener unos 23 años, mi madre se había puesto en contacto con el chico, a través un anuncio que había puesto en el cole católico de Inés, convencida por las buenas opiniones de las demás madres.

Cuando entré en el salón vi como mis padres estaban haciéndole una especie de entrevista, cosa que no me sorprende demasiado ya que mis padres no permitirían que cualquiera entrase en casa, poniendo en riesgo a sus dos “princesas”.

El chico estaba hablando con mamá, dándole sus buenas referencias.

– Si, señora, he dado clases desde hace 3 años, a chicas del mismo curso que Inés –

Le comentaba a mi madre, el chico vestía con una camisa azul claro, abotonada hasta arriba y un pantalón negro, bastante formal, imagino que queriendo dar buena impresión.

Fue entonces cuando me vio entrar y no pudo evitar mirar de reojo y notar como se quedaba embobado mirándome mientras esbozaba un tímido hola, y el caso es que me sonaba de haberlo visto en alguna ocasión por la ciudad, para su fortuna, madre e hija nos pusimos a hablar entre nosotras, mientras papá cogía el testigo en la conversación.

Mi madre me puso al día, presentándome al chico como Gonzalo y que sería el nuevo profesor particular de Inés

– Encantada, soy Paula, la hermana de Inés – dije algo cohibida al tener que presentarme frente a mis padres.

El chico me dedicó una sonrisa manteniéndose sentado, no creyó que fuese pertinente los dos besos, y más viendo la forma tan seca de mi saludo.

Tras esto salí de la habitación para subir a mi dormitorio, donde escuché como mis padres habían quedado encantados, y al mismo día siguiente comenzaría las clases con mi hermana.

Durante esa noche, en la cena, Inés fue puesta al día sobre su compromiso de mañana y, sin demasiadas ganas, aceptó, yo también fue informada de mis funciones, pues mis papis debido a su trabajo no estarían presentes a la hora acordada para las clases, por lo que yo debía asumir las funciones de acomodar a Gonzalo y controlar que todo fuese bien entre mi hermana y el nuevo profesor particular, mis padres me tienen como una chica muy responsable, cuidadosa, estudiosa, y lógicamente pensaban este encargo lo cumpliría con facilidad, aunque yo no tuviera mucha gana de estar pendiente toda la tarde de la llegada a casa de Gonzalo.

Al día siguiente, a las 5 de la tarde, sonó el timbre de casa, sinceramente no había caído en la cuenta, pero lucía unos leggins muy ajustados que hacían mi respingón culete muy apetitoso, así como una camiseta de manga corta bastante ancha, donde no se apreciaba mi sujetador, pues era habitual que en casa no lo llevara, también mi morena melena lucía perfecta, lisa, suelta y con un aspecto muy sano.

Cuando abrí Gonzalo llevaba una vestimenta muy similar a la del día anterior, con una bolsa al hombro con el material, imagino que, para querer causar buena impresión, o quién sabe si más bien con la posibilidad de tener que ver a la hermana de Inés rondando por la casa.

– Buenas tardes…ehh Gonzalo, ¿no? – sabía perfectamente su nombre, pero me gusta juguetear.

– Eeh…si, si, buenas tardes, Paula – El chico sonrió suavemente por educación, pero noté como le pillaba por sorpresa todo, que abriera yo, mi look y sobretodo mis imponentes ojos azules, me llamó poderosamente la atención como el chico ya había memorizado mi nombre, solo habiéndolo escuchado una vez.

– Tenía clases con tu hermana esta tarde…no sé si te avisaron o algo – lo dejé pasar ante mí, mientras el chico seguía mirándome, como si le costase separar los ojos de mí.

– Sí, sí, estoy completamente avisada, creo que Inés está en su habitación, ¿es allí donde vais a dar las clases? – pregunté sin conocer esa información.

– Pues como ella prefiera, a mí me es igual – Gonzalo se encogió de hombros. – Eh…¿Vas a avisarla? ¿o me enseñas cuál es su cuarto?

– Bueno preguntémosle a la interesada, ¡acompáñame! – empecé a subir las escaleras que quedaban enfrente de nosotros, aunque la tarde era ya de octubre, era muy soleada y podía verse el sol iluminándonos por los grandes ventanales

He de confesar que exageré mi modo de andar, haciendo lucir mi prieto par de nalgas, moviéndose de un lado a otro frente a los ojos de Gonzalo, sabía que él me miraba hipnotizado pues ni siquiera pensaba en algo de lo que hablar o darme conversación.

Decidí salir de dudas y girar mi cabeza en la escalera con la excusa de decir una estúpida frase

– Vaya tarde más soleada, ¿verdad? –

Lo cacé en el acto, con los ojos puestos en mi culo, pero de una forma patética intentó disimular, lo cual hizo que se notase incluso más

– ¿eh…ah? si, si…para ser octubre sigue…sigue haciendo bueno ¿eh? jaja…invita a salir a dar una vuelta –

Lejos de alterarme, le sonreí e intentando quitarle importancia

– Si, si no fuera por los estudios, estaría en la calle- le dije mientras llegábamos al pasillo donde se encuentras las habitaciones de las “princesas”.

– ¡Que aplicada!…Y más un viernes jaja, desde luego tienes más voluntad que yo –

Ya en el pasillo el chico volvió a meter la pata, la verdad es que no daba una.

– ¿Cuál es la tuya? Digo…perdón, la de Inés – las mejillas de Gonzalo se sonrojaron de inmediato.

Sonreí al ver que el chico no daba una, pero reconozco que me encantó ese desliz, toqué la puerta de Inés

– Inés ¡sal!, está aquí tu profe –

Gonzalo se presentó y rápidamente quiso acabar con nuestro breve, pero intenso paseo por casa.

– Bueno pues…vamos a ello ¿no? –

Tirada en mi cama, pared con pared con la habitación de mi hermana, poco a poco empezó a despertarse un sentimiento de querer jugar con Gonzalo, y es que el chico era mono, era moreno, más alto que yo, delgado y unos ojos bonitos, así como la situación, que era perfecta, aún quedaban un par de horas para que mamá volviera a casa, por lo que la primera interrupción no se hizo esperar, pasada una media hora desde el comienzo de la clase abrí la puerta y me planté en el marco de la puerta apoyada, aun con la misma vestimenta, pero bebiendo de una gran taza de café

– Perdona que interrumpa – dije educadamente – Álvaro….ehh digo Gonzalo… si quieres tomar algo acompáñame a la cocina si te apetece…-

– ¿Uhm? Bueno…Si, claro. Será una tarde larga, así que igual me viene bien. ¿Te traigo algo? le dijo a Inés, pero esta negó con su cabeza mientras continuó con sus deberes, Gonzalo me había demostrado que también era un chico educado y atento con esa acción.

Dejé clara mi autoridad, a modo también de juego con Gonzalo

– haz lo que te dice Gonzalo o te enteras ehh enana, yo no soy como mami-



– Anda, déjala…que está concentrada ahora – Dijo aguantando un poco la risa ante la caña que le metía, mientras pasaba con cuidado por la misma puerta en la que yo estaba apoyada, rozándonos ligeramente al hacerlo, quedando con el todo el cuerpo muy pegado a mí.

Justo al cerrar la puerta rompí a reír

– Es como tengo que ser Gonzalo, todo esto es porque mi madre la tiene muy consentida – dije esto más seria mientras caminábamos juntos por el ancho pasillo.

– Vaya…pues viéndola ahí no lo parece para nada, parece tan formalita…como su hermana – Rio también, mirándonos de reojo, dejándome pasar de nuevo delante al llegar a las escaleras, cosas que no desaproveché.

– Bueno soy la mimada de mi padre…solo me gusta darle caña jeje– me giré para sonreírle dejándole ver mi maldad como hermana

Entramos a la amplísima cocina y yo me adelanté al frigorífico, quedándose Gonzalo junto a la encimera, apoyado con una mano

– Aun si eres mimada, pareces muy formal…No sé yo si no te estarás tomando el papel muy a pecho –

El jugueteo entre nosotros era evidente, y yo no estaba dispuesta a pararlo.

– Bueno todos tenemos dos caras, ¿no?.. ¿café?…¿leche?…¿te? –

– Lo que tú me ofrezcas – Dijo, claramente siguiendo el juego con su respuesta mientras le ofrecía la mejor perspectiva de mi par de nalguitas apretadas.

– Gonzalo tengo de todo…así que elige- dije observando el interior del frigorífico, animándole con mi mano a que se acercara.

Rápidamente noté un suspiro de Gonzalo, moviendo mi melena tras de mí, yo no me aparté por lo que sus manos se apoyaron en mis caderas y pego su cuerpo a mi espalda, como si de un acto inocente se tratase, pero ya habíamos perdido toda inocencia, noté como su polla estaba empalmada, la noté pegada a mis nalgas, podía sentir hasta su calor traspasar la fina tela de mis leggins.

Tras unos segundos de leves movimientos, donde ambos entendimos que no iba a ser una noche cualquiera, Gonzalo volvió en si parando el juego.

– Bueno, bueno…Un café entonces, no me convence nada del frigorífico, además necesito mantenerme espabilado –

– Bien, marchando un café para el profe- dije tono de broma, queriendo rebajar la evidente tensión sexual – solo, con leche…capuchino…-

– Solo está bien…entonces si yo soy el profe y tu hermana la alumna…¿tú eres la becaria? – Me dijo mientras seguramente seguía observando mi culo, pues estaba de espaldas manipulando la cafetera.

– ¿pagas bien? – le dije riéndome con una suave carcajada mientras esperaba que el café se hiciese, consultando mi iPhone.

– Ser becaria está reñido con una buena paga ¿no? Pero te recomendaré – La sucesión de bromas nos ayuda a relajarnos.

Consulté mi WhatsApp, mi madre no dejaba de mandarme mensajes preguntándome por el nuevo profesor, ignorando que era su hija mayor la que corría peligro, un peligro que no dejaba de incrementar premeditadamente.

– Mi madre piensa que eres un psicópata, no deja de preguntarme– dije girándome para ofrecerle la taza de café con una sonrisa.

– ¿Ah sí? ¿Y tú que le dices? – Se acercó un poquito, movido por la coña para intentar mirar por encima de mi hombro mi móvil, ofreciéndome por un instante de nuevo la erección cuando se puso detrás de mí.

– jaja ahhh – escondí mi móvil y me giré ocultándole lo que ponía, justo antes de agarrar su taza.

– Gracias, Paula –

Se colocó a mi lado, apoyados en la encimera, para nuestra suerte, mi hermana seguía concentrada en lo suyo y no se escucha nada por su parte

– ¿Tienes novio? – Preguntó de sopetón, mirándome de reojo.

– Sí – Asentí con mi cabeza, aunque no estamos en nuestro mejor momento.

De repente recibí la llamada que creía de mamá, pero no fue así, era de Sergio, mi novio, me aparté levemente de Gonzalo, aunque pudo escuchar perfectamente como mi chico insistía en venir a casa, pero yo se lo negaba, alegando que mi hermana estaba en casa, finalmente pudo escuchar que a las 10 de la noche pasaría a recogerme.

Aunque intentó disimularlo, noté como aquella llamada le había fastidiado mucho a Gonzalo, que no tardó demasiado en hablar sobre la llamada.

– Os hemos jodido el plan, ¿verdad? –

– ¡Qué cosas dices!, mejor que solo nos soportemos esta noche…si mi padre pilla aquí a un chico nos mata a los dos- dije haciéndome ver como el ojito derecho de mi padre.

Esa fue la excusa perfecta para un cambiado Gonzalo, que dio rápidamente por terminada la conversación

– Entonces más me vale estar con tu hermana cuando venga…no vaya a ser que todavía ni cobre ¿eh? – se apuró el café de un trago, suponiendo que era hora de volver a las clases

– En fin, iré a ver cómo va Inés. Gracias por el café – ya no es como antes, que parecía que buscaba cualquier cosa para estar más tiempo a mi alrededor, ahora era como si pusiese distancia, desde que se había enterado de lo de mi novio.

No le di más importancia y volví a mi habitación, donde pasé la siguiente media hora, reconozco que dándole vueltas a la cabeza de como volver a poner a prueba a Gonzalo.

Aprovechando la tranquilidad de la casa, me fui al baño a probarme modelitos para elegir con cual saldría esa misma noche, por lo que pronto lucía unos shorts vaqueros demasiado cortos que prácticamente enseñaba mis nalgas, y una blusa roja algo escotada.

Era sabedora de que Gonzalo, tarde o temprano tenía que ir al baño, por lo que, junto a mi ropa anterior, dejé un tanga y un sujetador, eran las prendas más bonitas y sexys de mi cajón de lencería, y me había encargado de colocarlas en un lugar muy visible, con la intención de provocar a Gonzalo.

Esperé el momento con paciencia en el pasillo, con también la intención de que Gonzalo me viera embutida en la sexy prenda que cubría a duras penas mi culo.

Gonzalo abrió la puerta y me observó, noté rápidamente como mi imagen le había puesto cachondo al instante, a pesar de mi novio y todo lo demás.

– Perdona, estás usando el baño… ¿vuelvo luego? –

– No, no, pasa…- dije como tal cosa, sabedora del anzuelo que había dejado en el baño.

Gonzalo pudo oír a mi hermana amenazándome fuera, diciendo que mi padre no me dejaba vestir así y que se iba a chivar, yo le respondí de mala forma pasando de ella, en el pasillo, esperando a que llegara mi momento.

Gonzalo se iba dando cuenta de que la niña de papá en realidad era algo más puta de lo que quería aparentar, no solo por lo que decía mi hermana, sino porque seguramente en ese instante ya tenía mi tanga entre sus manos.

Esperaba impaciente, mientras disimulaba mirándome en el espejo del pasillo, fue entonces cuando Gonzalo abrió la puerta tras un rato, y viéndome mirarme en el espejo me dijo.

– No te mires tanto, estás perfecta…aunque es una pena que el modelito tape unos tangas tan bonitos- dijo echándole algo de morro al asunto, pues la situación era ya más que evidente.

– ¿qué? ¿has mirado mi lencería? – dije fingiendo indignación, y llena de morbo.

– Estaba ahí encima…no he podido evitarlo mientras me lavaba las manos, a ver cuándo me enseñas más modelitos –

Gonzalo hizo el amago de volver a la habitación de mi hermana, pero agarrando su pecho para que se detuviera y susurrándole en su oreja:

– Si convences a mi hermana de que no nos interrumpa y de que no se lo diga a mis padres te la enseño ahora-

– Espérate aquí… – Gonzalo no lo dudo, volvió a la habitación de Inés, le bastaron unos diez minutos.

Cuando salió ahí estaba yo, esperándolo como una puta, completamente cachonda, imaginando lo que iba a sucederme.

– ¿dónde podemos ir para que no nos oiga? – me dijo con ansia y prisa.

– mmm lo más lejano en la planta de arriba es la habitación de mis padres…abajo…donde desees-

Gonzalo no dudó y mientras me metía mano me contestó

– A la habitación de tus padres… ¿Siempre eres tan puta, Paula? Porque tendrías que ver cómo me tienes… –

– Solo con los cabrones que cogen mi lencería- andando delante de él, rápidamente agarré su duro paquete

Entramos en la amplia habitación de mis padres, el templo de casa que su hija estaba a punto de profanar, como una desesperada, sólo esperé a que Gonzalo cerrara la puerta para estar de rodillas delante de él, con ansia intentando quitar su cinturón, mientras lo intentaba, le di un leve mordisquito a su pantalón, que abarcó todo el ancho de lo que parecía una gran polla.

Al recibir mi mordisco Gonzalo soltó un profundo gemido

– Menuda tarde me has hecho pasar, puta…todo el rato con la polla tiesa por ti… –

Gonzalo puso una mano en mi cabeza, agarrándome del pelo mientras me ayudaba a soltar el cinturón y su pantalón caía, dejando el bóxer, por el cual asomaba la punta de su polla por una de las perneras.

– mmmm qué te crees, ¿que no me he dado cuenta? – le dije mirándolo desde abajo mientras tiré definitivamente del bóxer hasta sus tobillos.

– Y yo pensando que eras una nena buena y resulta que eres un putón, que me calienta la polla y no es capaz de darme el gusto… –

Su polla saltó golpeando mi mejilla, dejando un hilo de líquido pre seminal por mi cara, agarró su rabo y empezó a golpear mi cara constantemente con el

– Esto te pasa por zorrita…Abre la boca y saca la lengua –

– Mi hermana nos va a pillar – fue mi última frase, pues lo siguiente que hago fue obedecer y abrir la boca y sacar la lengua mirando a Álvaro.

– No hagas ahora como que eso te importa –

Apuntó con el glande a mi boca y la dejó entrar con un golpe de cadera, empezando a follarme lentamente, mientras mis ojos estaban cerrados por el esfuerzo, notaba como Gonzalo jadeaba y gemía con fuerza, ante el intenso placer que le daba en el glande al aplastarlo contra mi garganta.

Cuando abrí los ojos vi a Gonzalo, apoyado en la puerta, mirándome con fiereza, mientras el sonido húmedo de su polla empapada en mi saliva, llenaba el dormitorio de mis católicos padres, él me apretaba fuertemente con un tirón de pelo a su rabo.

Ambos sabíamos que no teníamos demasiado tiempo, que mi hermana estaba cerca y que mis padres estaban a punto de llegar, por lo que Gonzalo decidió no perder el tiempo y sacó su polla de mi boca, me tomó por los hombros y tiró contra la cama de mis padres.

Rápidamente se echó sobre mí, desabrochó mi short y tiró de ellos hasta sacármelos, no se entretuvo si quiera en quitarme el tanga, lo hizo a un lado, y pronto noté como su polla estaba rozando mis labios vaginales, presionando con fuerza para metérmela de una vez.

– ¡mmmm siii! ¡hazlo joder! – mis gritos fueron muy audibles pero ese momento solo pensaba en que Gonzalo me follara de una vez.

Pronto me noté ensartada y abierta como una puta barata, sobre la cama de mis padres, notaba como los huevos de Gonzalo ya rozaban mis nalgas mientras me bombeaba, golpes que no se escuchaban, debido a nuestros gemidos y gritos, era sensato pensar que mi hermana debía estar oyéndonos claramente.

– ohhhhh ohhhhh aummmmm- gemía mirando hacia el techo, mi cara de placer era inmensa, hasta se me había olvidado mi hermana.

Gonzalo me agarró por los tobillos para levantar más mis piernas, haciendo que mi rajita quedara más expuesta a su polla, dejando que entrara y saliera a un ritmo infernal de mi interior

– Dios…putita…¡me encantas!…tu coño tenía hambre de rabo ¿eh?

– Si joder ¡siiii!, ¡estoy muy mal follada! – grité como una loca

– ¡Me corro!…¡me corro, puta!! –

Los gritos eran enormes, justo al tiempo que Gonzalo se vaciaba en mi interior, escupiendo todo su semen dentro de mí, follándome incluso durante el orgasmo, haciendo que su leche saliera de mi interior manchando la cama.

El olor a sexo era intenso en la habitación, ambos estábamos jadeantes, acalorados y agotados, tumbados sobre la cama de mis padres tras el rápido e improvisado polvo.

Las sabanas se habían manchado con la abundante lefada, difícil de esconder y mi hermanita golpeaba la puerta del dormitorio después de habernos oído, llamando principalmente a su hermanita mayor por la cual estaba preocupada por tantos gritos.

– ahhhh joder ¡si!- daba los últimos espasmos de placer, estaba con mi blusa roja mal colocada, despeinada, con el tanga a un lado y mis shorts en el suelo.

Volvía a recuperar la conciencia, mientras miraba como Gonzalo sonriéndome se intentaba vestir, sabiendo que, aunque el marrón era mío, habíamos cometido una locura, nos habíamos dejado llevar de una forma muy peligrosa, no dejaba de hacerme preguntas mientras yo me recomponía

– Joder esto ha sido una locura – me dijo preocupado, justo antes de mirar la puerta, aporreada por mi hermana – ¿Qué le vamos a decir?, ¿Crees que sabe que hacíamos? – preguntó sin saber hasta qué punto era de espabilada mi hermana en esos temas.

Yo mientras tanto intentaba recomponerme del improvisado polvo, colocando mi tanga y sentándome en la cama me doy cuenta de que Álvaro había manchado la cama de mis padres con su semen.

– ¡Joder! hay semen aquí – le dije señalando la mancha.

Aunque primero decidí pensar en mi problema más inmediato, mi hermana

– No creo que sepa aun lo que es follar, pero cualquiera sabe, no nos queda otra que hablar con ella – le confesé a Gonzalo.

– Bueno…si lo sabe habrá que intentar negociar…pero si no ¿Qué le decimos? –

– Joder, ha sido una locura de las gordas, improvisamos y ya está, a ver que sale – me puse de pie buscando mis shorts y justo cuando los coloqué de nuevo por mis piernas hasta abrocharlos le dije a Gonzalo – ábrele – sin disimular mis nervios y con cara de miedo.

Reconozco que Gonzalo se estaba comportándose como un caballero, él solo tenía que perder unas horas de clases, aun así, le notaba preocupado, guiñándome un ojo y dándome un suave piquito en los labios me dijo

– Tranquila, guapa, lo arreglaremos – hasta tuvo el detalle de abrir la ventana de la habitación, ya que el olor a sexo era intenso.

Justo antes de abrirle a Inés, me peiné, en el mismo espejo donde mamá lo hacía cada mañana, hecho que me produjo un morbo terrible, con un gesto le dije a Gonzalo que abriera la puerta, fue Gonzalo quien la recibió mientras yo terminaba de guardar el peine de mamá.

– Inés ¿qué haces aquí? Te dije que era un simulacro de examen y no podías preguntarme dudas – Gonzalo fingía estar disgustado por no haberle obedecido, para intentar conseguir desviar la atención de Inés.

Mi hermana le respondió con miedo.

– Pero es que he escuchado gritos y me he preocupado, ¿qué pasaba? –

– ¿Qué va a pasar? Pues nada…como no tenía nada que hacer, me vine con tu hermana aquí a…pues a ver unos videos de esos de miedo en móvil, nos vinimos tan lejos para que no te molestásemos, pero no ha valido de nada – contestó Gonzalo.

Mientras tanto yo seguía la escena, reconozco que, sintiendo morbo, al ver los esfuerzos de Gonzalo por engañar a mi hermana, que reconozco que no es un toro fácil de lidiar.

– Pero no son gritos de miedo…papi y mami también gritan así muchas noches cuando me despierto, y cuando me asomo a su habitación, mami esta subida encima de papá –

Decidí entonces coger el testigo de Gonzalo, reconozco que sorprendida, no conocía esa fogosidad de mamá, igual de ahí vino la mía.

– Ah, ¿sí? ¿Y qué haces tú despierta a esas horas? – le dije intentando desviar el tema hacia otro lado, intentando que la culpabilidad por “haber hecho algo malo” al espiarlos le haga dejar el tema

– Como se enteren que además de llevar las mates te levantas tan tarde… – añadió Gonzalo.

– Eso enana, si papa se entera no le va a hacer ninguna gracia, por eso nosotros tampoco queramos que nadie se entere, ¿lo entiendes? –

– Anda, vuélvete con la tarea que solo va a faltar que no la hayas terminado para cuando vuelvan … – Gonzalo le hizo un gesto con la cabeza, señalando el pasillo para que Inés volviera a sus ejercicios y tenerla un poco asustada.

Inés abandonó la habitación con la mirada baja y bastante seria, aunque yo no estaba muy segura de ella.

– Uff Gonzalo, no me fio nada de esta niña – lo miré con preocupación.

La verdad es que la contestación de Gonzalo me tranquilizó bastante, nadie mejor que él podía tenerla asustada.

– Bueno…a tu hermana ya la tendré yo callada, si veo que dice algo ya me ocuparé de amenazarla con mucho trabajo los fines de semana o les diré a tus padres que va fatal o algo…no te preocupes –

Álvaro acarició mi rostro suavemente con una mano, y me dio un sonoro beso en mis morritos

– En cuanto a la mancha, mmm…lo único que se me ocurre es que tapemos esa mancha con otra cosa…No sé, fingimos que estabas aquí haciendo algo, te caíste, algo se cae sobre la cama…Algo así. Porque no va a dar tiempo de que se laven ¿verdad? –

– Creo que es buena idea. Buscare café y haré como que se ha derramado encima –

Lo miré con una ligera sonrisa, al notar como los problemas de nuestra locura empezaban a ser resueltos, por un momento me puse seria, recordando el problema más gordo, que rápidamente susurré a Gonzalo.

– Gonzalo…te has corrido dentro…y no te has puesto condón –

– Bueno, cuando acabe con las clases te puedo acompañar a por la píldora si quieres, te invitas cualquier cosa para salir de casa, y te la compro en la farmacia más cercana…Y no te preocupes, que estoy limpio de todo ¿eh?

– Bien, me parece bien, y no lo decía por eso bobo…solo por lo de quedar embarazada….además tu semen se siente muy rico –

Por primera vez, después del “accidente” me mostré provocadora, quizás por ello Gonzalo se animó a acercarse a mí, y agarrándome fuertemente por mis nalgas me susurró

– Y…oye, ya que la compramos…Mejor si la aprovechamos cuanto podamos ¿no?, o te puedo follar por otro sitio que no tenga riesgos, la verdad es que follarte con condón no me atrae nada…me gusta demasiado cómo se siente dentro de ti –

Aunque me dejaba sobar, por primera vez empecé a pensar en mi novio, me sentía mal, y es que, ya le había puesto los cuernos en más ocasiones liándome y chupándosela a otros tíos, pero nunca lo había engañado follando con otro.

– Gonzalo, olvidas que tengo novio, esto no se va a volver a repetir –

– ¿De verdad crees que conseguiremos evitarlo?, yo no tendría demasiada confianza…me la pones demasiado dura, Paula, si hasta tú has chillado diciéndome que estabas mal follada, Paula pienso seguir enseñando a la pequeña para follarme a la hermana mayor –

– mmmm ten cuidadito que si se entera mi padre te mata –

– ¿de qué?, ¿de qué te has comportado como una puta con el profe de tu hermana?

Aunque me sonó un poco a chantaje, yo me dejé chantajear encantada, sinceramente me apetecía volver a follar con Gonzalo, lo que chillé mientras follábamos era muy cierto.

– Pero si antes te he dicho que iba a quedar con mi novio, además Héctor ha dejado de lado a sus amigos esta noche, todo por quedar conmigo, no podemos quedar hoy, me consigues esa píldora y quizás otro día –

– ¿a qué hora has quedado?, Paula – Gonzalo no soltaba mis nalgas, parecía pegado a ellas.

– A las 10, vamos a cenar con unos amigos –

– Entonces no se hable más, a las 10 estarás sentada con tu novio, te lo prometo, eso sí, bien folladita, ¿de acuerdo? –

Asentí sin replicar mientras Gonzalo por fin se despegaba de mi culo y se disponía a volver a las clases con mi hermana, mientras tanto, yo tenía tareas que hacer, la primera, manchar las sábanas de la cama de mis padres con café, cosa que conseguí con éxito, no quedó rastro de la mancha de semen.

Cuando mis padres llegaron, para nuestra fortuna, cada uno ya teníamos las coartadas cubiertas, a excepción de mi vestimenta, no me dio tiempo a cambiar mis mini shorts.

– ¡Paula, Inés, ya estamos en casa! – gritaron en voz alta como de costumbre, esperando que bajáramos de nuestras habitaciones ante la llamada.

Pero Inés estaba ocupada con Gonzalo, así que me tocó bajar a mi solita hasta la cocina, conforme aparecí por la puerta, mamá se percató de mi indumentaria, frunció ampliamente el ceño de forma despectiva

– ¿Me puedes decir que ropa es esa? – Preguntó mi madre con un tono de cabreo evidente.

Mi actitud había cambiado, ya no soy esa puta de la habitación de mis padres, sino una niña educada, mimosa y con la mirada agachada.

– ¿Qué le ocurre a mi ropa mami? – me miré disimulando.

– No te hagas la loca, Paula, ya te hemos dicho que esa no es forma de salir a la calle – Mamá, como era de esperar, se centró en concreto en el short, que dejaba ver todas mis piernas parte de mis nalguitas.

– Pero es que así visten todas mis amigas…además es la moda...- dije intentando darle argumentos.

– Me da igual, te lo hemos dicho mil veces y aun así insistes, póntelo en casa si te da la gana, pero a la calle no sales así vestida, y no hay más que hablar –

Con una palmada en la mesa, mi madre dio por finalizada la discusión, no dejando opción a réplicas, justo cuando calló en la cuenta.

– ¡Ah, no, espera! Que es que además hay visita… – dijo bajando el tono un poco – ¿Te parece bonito vestir así cuando está el profesor de tu hermana en casa?…anda, cámbiate y que no te vuelva a ver con eso puesto… –

– Jo mami…está bien, pero que sepas que así visten todas las chicas de mi edad – me di la vuelta y empecé a subir las escaleras hacia mi habitación sin replicar nada, hasta que me acordé que tenía que dar unas explicaciones.

– Mami, esta tarde, para no molestar a Inés, me fui a vuestra habitación, y he manchado un poco las sábanas con el café, lo siento –

– No pasa nada Paula, has hecho bien en no entretener a tu hermana – mamá me sonrió, en el fondo era su ojito derecho.

Me dispuse a prepararme en mi habitación para la intensa tarde- noche que me esperaba, mientras escuchaba como en la habitación de al lado, mis padres abordan a Gonzalo para preguntar cómo iba todo, y que tal se había portado mi hermano, escuchaba como Gonzalo iba poniéndoles al día.

Mientras tanto, había cambiado los shorts por unos vaqueros claros que, aunque seguían siendo ajustadísimos, contentarían a mis padres, pinté mis labios rojos, me gusta pintarlos así cuando sé que voy a follar, manías de niña pija, mi blusa roja seguía siendo la misma, mis pies los embutí en unas cuñas muy altas.

Mientras Gonzalo acababa su clase, procedí a cuidar mi bien más preciado, mi larga melena, la peinaba, dándole el espectacular aspecto que luce normalmente, esperando a bajar para coincidir todos en el recibidor de casa.

Esperé hasta que escuché ruido, y bajé

– ¿Ya te vas? – preguntó mi madre aún algo tensa, inspeccionándome de arriba abajo para ver si aprobaba o no mi elección de ropa.

Lo que no imaginaba, es que mamá iba a hacer todo el trabajo, y me lo iba a poner a huevo.

– Podrías hacerle un favor Gonzalo y acercar a Paula donde vaya –

Mamá odiaba que anduviera sola por la ciudad, buscaba cualquier oportunidad para que no me fuese sola, por lo que le pareció la oportunidad perfecta, Gonzalo por supuesto, aceptó.

Mientras tanto, yo permanecía aun subida unos escalones, me sentía expuesta y ardía por dentro al notar como Gonzalo me miraba, mi coño daba punzadas mientras imaginaba que pensarían mis padres si supieran lo bien que se me da mamarla…o que su hijita perfecta iba hasta arriba de semen.

– Por mí, estoy lista ya, no querría hacerte “llegar” tarde – dije con tranquilidad, aunque la palabra la malinterpretamos los dos.

– Bien pues marchamos – sentenció Gonzalo, con algo de ansiedad.

Volví a dar una imagen de niña ejemplar cuando le di un beso a mis padres y ellos me dijeron que tuviera cuidado, y que no llegue tarde.

Tras pasar un pequeño jardín, apareció el coche de Gonzalo, en cuanto salimos, seguimos sintiendo la mirada de mis padres en nosotros, mirando cómo nos metíamos en el coche, pero la distancia nos permitía mirarnos de reojo y hablar libremente.

– Tienes a tus padres bien engañados ¡ehh!, das el pego como princesa.

– Sólo un poco, aunque hoy se me ha ido de las manos – decía mientras sonreía a mis padres, a la vez que abrochaba el cinturón de seguridad.

En cuanto arrancó y salimos de la calle, Gonzalo puso una de sus manos en mi muslo, acariciándome de forma insinuante, su actitud parecía haber cambiado, sus gestos eran más duros, así como sus palabras.

– Me encantan tus pantalones…no pueden ser más ajustados. Te hacen un culito muy follable… –

– mmm primero tenemos que conseguir esas pastillas Gonzalo – dije seria, pareciendo una chica responsable, aunque mientras me dejaba sobar la pierna sin problema alguno.

– Eso no me prohíbe empezar a tocarte ¿no? – Gonzalo sonreía, mientras conducía de medio lado. – Pobrecita que no te han dejado salir enseñando tus bonitas piernas…Menos mal que ya te las he visto…-

Gonzalo tomó mi mano derecha y aprovechando mi indiferencia, me la puso sobre su paquete.

– Ponla sobre mi palanca, Paula…- mientras su mano acariciaba mis piernas, cada vez más cerca de mi entrepierna.

Mis delicadas manos no tardaron en apoderarse de todo el ancho de su polla, noté esa gran polla palpitar por mí.

Tras unos minutos llegamos a nuestro destino, una farmacia de las afueras de mi ciudad.

– Bajo yo a por ella…No vaya a ser que alguien te reconozca a ti, y tengas un problema –

La verdad es que Gonzalo, a pesar de todo, era todo un caballero, me quitó su mano de encima, además sabía cómo calentarme.

– Pero como condición, te tienes que mantener calentita para cuando vuelva ¿eh?

Gonzalo tardó unos minutos más de lo que esperaba, lo que me hizo empezar a ponerme nerviosa, pero también impaciente y no solo por la pastilla. No conseguí apartar el calor de mi cuerpo en esos minutos, aun intentando pensar en otras cosas, como por ejemplo lo mal que me estaba portando con mi novio, pero nada…todo volvía a lo morboso de la situación, al placer que habíamos conseguido solo con un polvo rápido.

Finalmente, con alivio lo vi aparecer, cruzando la calle con paso ligero hasta el coche

– Ya estoy aquí, preciosa… ¿me has echado de menos? – me sonrió ampliamente.

Dejó la bolsa con la pastilla que me libraba del embarazo a un lado, y se inclinó sobre mí para poder comerme la boca, sin esperar a alejarnos de las zonas concurridas.

– Mmmm…eres una putita mala – para mi sorpresa, Gonzalo no tardó demasiado en liberar su polla para dejarla a mi vista, muy dura.

– ufff por favor, para para…aquí no – le dije acalorada y nerviosa, y es que aun estábamos en una calle transitada, en doble fila.

– Mmm…Pues entonces vámonos a otro lado… – A pesar de eso, cogió nuevamente mi mano, y la puso sobre su glande, mientras con su mano se posaba sobre mi entrepierna, intentando masturbarme por encima de mi vaquero, mientras yo notaba mi tanga ya empapado.

Gonzalo apenas soportó unas calles más, lleno de excitación, procedente de la paja que le estaba propinando con mi mano, y es que, durante el trayecto no había tenido valor de separar mi mano de su gorda polla, Gonzalo también había tenido suerte, ya que me había dejado meter mano cómo quiso.

Paró el motor en un barrio poco transitado, lleno de pisos nuevos y vacíos, un sitio que yo conocía, pues era bastante común que las parejas de la ciudad fuesen allí a follar en sus coches.

Entendí cuando paró que no quería esperar más, por lo que en cuanto giró la llave para apagar el motor, fui yo quien le agarré el rostro y lo giré para que quedase encarado a mí, para así poder clavar mi lengua entre sus labios de forma ansiosa.

El beso se volvió muy pasional, muy húmedo, Gonzalo me agarró de mi melena, como tanto me gustaba, para no vencerme ante tanto ímpetu, el sonido del chapoteo de nuestras lenguas inundó el coche.

Gonzalo no estaba dispuesto a esperar más, necesitaba poseerme

– ¿Vamos a la parte de atrás?… – se separó, quedando nuestras frentes pegadas la una a la otra y ya buscando donde ponernos más cómodos. – Vamos, antes de que te arranque la ropa –

Ambos estábamos de acuerdo, por lo que, fijándome que nadie venía, salí del coche, observando como Gonzalo ni siquiera había guardado su polla mientras se cambaba a la parte de atrás.

El frio del exterior contrastaba con el del interior del coche y de nuestros cuerpos, cuando me senté atrás, me quedé mirando a Gonzalo, mostrando el poder de mis ojos azules, me agarré a su polla, como si mi vida dependiera de eso, volviendo a lanzarme contra su boca.

Gonzalo puso sus manos en mi cintura, acariciándola de forma ascendente, llevándose consigo mi blusa, hasta alcanzar mi sostén, agarrándome las tetas por encima de la él, mientras movía sus caderas de adelante a atrás, pajeándose entre mis manos, gimiendo suavemente, con el coche empezando a oler fuertemente a polla.

Manteniendo las acciones, y como si fuese una gimnasta, me puse de rodillas sobre el asiento, y sobre Gonzalo, fue entonces cuando decidí lanzarme a por el cuello de Gonzalo, que comencé a lamer, dejando que mi larga melena cayera en su cara, por supuesto seguía agarrada a su polla, sin descanso, propinándole una leve paja.

Al notar como me echaba hacia adelante a lamerle el cuello a Gonzalo, no solo le desperté gemidos roncos, también le permitió subirme la blusa de nuevo, para desabrochar mi sujetador, tirando de toda la ropa hacia arriba para dejarme desnuda de cintura para arriba.

Después de ello, tomó mi cabeza por la nuca, por mi largo cabello y tiró de ella para colocarme de nuevo en su cuello, para que siguiera lamiéndolo mientras tanto, Gonzalo no perdía el tiempo, con una mano magreaba mis tetas, y con la otra mi culo, aun cubierto por mi ajustado vaquero.

Tras mi lento caminar por su cuello, lo dejé brillante, lleno con mi saliva, notaba su polla entre mis manos cada vez más gordita, más apetecible. Aproveché para separarme ligeramente y liberar a Gonzalo de la ropa que cubría su torso, acariciando la ardiente piel.

Noté como el miembro de Gonzalo ya estaba en su máximo esplendor, su pre seminal humedecía mis delicados dedos, sabía que mi momento había llegado, me puse a cuatro patas sobre el asiento trasero y echada hacia adelante ayudé a Gonzalo a librarse de su pantalón, para su mayor comodidad, pues su polla hacía tiempo que abandonó ese pantalón

Los cristales del coche empezaron a empañarse, chivando lo que estaba sucediendo en el interior de ese coche, mientras yo sonreía, esperando que Gonzalo se pusiera cómodo, mientras tanto mi actitud era felina, devoraba el cuello de Gonzalo, esperando mi momento para mamársela.

Finalmente, el pantalón cayó en el suelo del coche, quedando Gonzalo con las piernas bien abierta, sus huevos reposando sobre la tapicería y su polla apuntando al techo mientras me miraba desafiante

– ¿tienes hambre, zorra?

Contesté que sí con mi cabeza, mi mejor sonrisa apareció cuando apoyé mis manos en el asiento y comencé a bajar hacia abajo, observando aquella polla que solo palpitaba por mí, rápidamente mi larga melena empezó a cosquillear su polla mientras mis labios rojos se acercaban, dejando toda mi melena cubriendo sus caderas.

La sensación de mi sedoso cabello sobre su piel, sobre su ingle, sobre su pubis, su rabo, hizo que gimiera suavemente con impaciencia, notaba su polla palpitar con fuerza frente a mi hambrienta boquita.

De cuanto en cuando se veían coches pasar, iluminándonos con las luces, pero sin apenas apreciar nada gracias al vaho y los asiento, pero resultaba evidente lo que pasaba en su interior.

La mano de Gonzalo por fin se colocó sobre mi nuca, apretando de ella hacia abajo, haciendo que mi boquita besara su cipote

Rápidamente, cuidando cada detalle, eché mi melena hacia uno de mis perfiles, para que Gonzalo pudiera ver cómo me tragaba su polla., mis labios rojos tocaron su glande, con un leve saboreo abrí la boca, y animada por sus empujoncitos, su polla empezó a perderse dentro de mi boca.

– Aaaaaaaaaaaaah… –

Un profundo y largo gemido surgió de la boca de Gonzalo a medida que tragaba su polla sin contemplaciones. Notaba como su cuerpo se relajaba al recibir ese enorme placer que le brindaba con mis labios.

Las manos de Gonzalo recogieron mi cabello para que no me estorbara, además de usarlo para jugar conmigo, tirando de él haciendo que me saque un poquito la polla de la boca cuando yo solo quería seguir tragando, y es que estaba muy concentrada, intentado tragar toda esa polla, mientras con mi lengua recorría el tronco de su polla, fue cuando tenía dos tercios de su polla dentro, cuando noté que chocaba en mi garganta.

– Tranquila, Paula…no hay prisa…cómetela despacio…-

El líquido pre seminal ya caía sobre mi lengua, llenándome la boca de ese sabor salado que tanto me encanta, la forma en que sonaba su tronco húmedo al frotarse con mis labios era demasiado excitante, todo ello acompañado de mi mirada, leyendo en los ojos de Gonzalo el deseo por volver a unirnos, a follarnos, a darnos placer mutuamente y sin control, sin pensar en ninguna consecuencia que no sea corrernos.

Hacía ese mismo trayecto una y otra vez, bajando hasta sus testículos y subiendo hasta arriba sacándola de mi boca

– Adoro tu polla– le dije, girando mi cabeza para mirarle a los ojos, provocándole, unidos por unos largos hilitos de mis babas unidos a su polla.

– Entonces la vas a tener muchas veces dispuesta y dura para ti… –

Gonzalo observaba como iba dando mordisquitos suaves por el tronco, con la cabeza ladeada, haciéndolo enloquecer, cerrando sus ojos y centrándose en las sensaciones que causaba en su polla.

Finalmente tiró de mi cabello y hizo que me echara para atrás

– Es hora de que disfrutes…mi polla y yo queremos conejito… –

Moviéndome algo torpe por la estrechez del coche, obedecí los deseos de Gonzalo, pues mi deseo era el mismo, deseaba follar con él cuanto antes, por lo que rápidamente y con su ayuda, tiramos fuerte para zafarme de mi estrecho vaquero., tirones que dieron por resultado la desnudez de mis piernas, no así de mis pies, pues mis cuñas seguían bien sujetas a mis pies.

Mi tanga, como no podía ser de otro modo en una chica tan pija como yo, estaba elegido para la ocasión, era una de las prendas más sexis de mi cajón de lencería, era un tanga escueto, negro, y con encajes en la zona de mis labios vaginales, que lucían extremadamente húmedos.

Gonzalo de un tirón de mi melena, me “obligó” de nuevo a comerle la boca, mientras él me liberaba de mi tanga con sus dedos, deslizándolo por mis piernas, solo paró el beso para hacerme una petición.

– Regálame tu tanga Paula, jamás olvidaré este día – dijo mientras lo olía con cara de inmenso placer.

– No puedo Gonzalo, ¿olvidas que ahora tengo una cita? –

– ¿y qué? Apuesto a que esta noche te dolerá la cabeza y no querrás follar con ese cornudo-

Gonzalo me hizo reír, parecía haberme leído la mente, pues yo tenía la idea de no hacerle pasar a mi novio por el trago de follar conmigo, con mi coño lleno de semen de otro chico, aunque ahora pienso que no fue por él, sino por intentar librarme de mis remordimientos.

El caso fue que no me quejé más, Gonzalo estuvo todo el rato con mi tanga en su muñeca, y nunca más volví a pedírselo.

Fui yo misma la que di el paso, rápidamente me coloqué de rodillas sobre Gonzalo, que seguía sentado sobre los asientos, yo misma agarré la polla de Gonzalo, que no había perdido ni un ápice de erección, dejé su glande a las puertas de mi coño.

– Cuando quieras déjate caer – me dijo Gonzalo, mientras nos mirábamos muy cerca.

Notaba su glande encajado entre mis labios vaginales, lo notaba libre de preservativo, algo que me ponía y me pone a cien, odio ese “plastiquito”, entonces mis manos se posaron en sus hombros, fue entonces cuando con un gesto de viciosa en mi carita bajé levemente mis caderas, hasta notar su polla deslizarse en mi interior, completamente encajada.

Con solo sentir esa forma de su polla entrar en mi coño empecé a humedecerme mucho más, completamente cachonda, era yo la que me estaba follando, pues Gonzalo aún no se movía, solo miraba hacia el techo del coche completamente excitado.

No fue hasta que su rabo tocó fondo, cuando ambos empezamos a sincronizar nuestras caderas, sincronizándolas para hacer todavía más delicioso el roce de nuestros sexos.

– Agggg que rica tu polla Gonzalo, mmmmmm – gemíamos como locos.

Pese a la excitación, aun podía permanecer bien erguida, montando a Gonzalo, moviéndome sobre él ayudada por mis rodillas, haciendo sufrir la amortiguación del coche de Gonzalo.

Nos mirábamos entre gemidos, mi melena le rozaba al ritmo que yo aún imponía, Gonzalo tenía atrapado mi culito entre sus manos, que no tardaron en empezar a tantear mi virgen ano, solo fue una suave caricia que me propinó gran placer.

Nuestras bocas volvieron a buscarse cada vez que me dejaba caer sobre su polla, arrancándome fuertes gemidos que pudieron ser escuchados fácilmente por quien pasase por la acera, por entonces los cristales del coche estaban llenos de vaho, y es que la humedad, el calor y el olor a sexo eran inmenso en el interior del coche.

Fue entonces cuando Gonzalo se incorporó un poquito, y después de lamer mis tetas, agarró mis caderas y me empezó a proporcionar un ritmo de penetración frenético, sus caderas chocaban contra mi coño, notaba su polla entrar y salir de mi cuerpo de una manera frenética, mientras yo apenas podía mantener el equilibrio.

– Agggg toma polla ¡puta! – Gonzalo gemía, mientras en el coche sólo se escucha el frenético choque de sus huevos contra mi coño.

Mientras tanto, yo era incapaz de hablarle, Gonzalo movía mi pelo y mis tetas al ritmo de su follada, nos mirábamos con un desprecio super morboso, desprecio que empezaba a mostrarme con sus bruscas acciones.

– ¿te follan muchos a pelo puta? – me dijo dándome una palmotada en mi culo que resonó en todo el coche –

– Solo follo con mi novio, y siempre me lo hace con condón – le dije de una manera provocadora.

– Pues hoy te vas a llevar doble ración de lefa, cerda – aquella frase había mal entonado a Gonzalo.

Sus brutales embestidas duraban unos treinta segundos, para proseguir con unas penetraciones tranquilas y profundas, y así fue en varias tandas sucesivas, tanto placer hizo de mi coño un mar de flujos, que mojaban hasta la tapicería del coche.

Gonzalo agarró mi pelo para quitarme de encima, quería terminar de follarme encima de mí, por lo que me indicó que me tumbara sobre los asientos, y yo no tuve más que abrir mis piernas al máximo para esperar la penetración de Gonzalo.

Él se puso entre mis piernas, y con su mano agarró la polla para ponerla entre mis labios vaginales, no tuvo gran dificultad, pues mi coño era todo un húmedo desfiladero, rápidamente entró en mi interior de nuevo con insultante facilidad.

No terminaba de acostumbrarme a sentir una polla tan nítidamente, definitivamente me encantaba follar sin condón, Gonzalo se recostó sobre mí y empezó de nuevo el morboso baile con el que me penetraba, mientras yo arqueaba mi espalda todo lo que el peso del cuerpo de Gonzalo me lo permitía.

Poco más de tres minutos pudo durar esa danza, pues ambos estábamos muy cachondos y a punto de corrernos.

– Mmm vamos Gonzalo córrete, mi novio me espera – notaba como cada vez que nombraba a mi novio, Gonzalo se crecía, y eso me encantaba.

– Te voy a dar la leche que él no te da, zorra –

Gonzalo posó sus manos sobre el asiento, e irguiéndose empezó a embestirme de una manera bronca, notaba como estaba a punto de correrse, mi móvil no dejaba de vibrar, recibiendo mensajes, seguro que de mamá para saber si había llegado bien, y por supuesto de mi novio, que me esperaba para cenar.

Poco me duró mis pensamientos en ellos, pues en apenas segundos sentí como Gonzalo daba varios espasmos, hasta sentir como su semen se derramaba en mi interior, notar ese ardiente néctar en mi interior era una sensación única, una sensación que me encantaba, pero que pocas veces había tenido la oportunidad de vivir, definitivamente que un chico se corriera dentro de mí, era de lo más morboso para mí.

– Qué rico se siente Gonzalo –

Gonzalo no podía articular palabra, estaba en su momento cumbre, disfrutando de la hermanita de su alumna Inés, follándome a pelo, a pesar de que solo nos conocíamos de unas horas.

La noche era ya cerrada, aunque una hora demasiado temprana como para que dos jóvenes estuvieran follando dentro de un coche, aun así, en ese momento Gonzalo estaba terminando de vaciarse en mi interior, mientras nos dábamos un tierno beso, a medida que nuestra excitación iba bajando, mi sentimiento de culpa iba en aumento.

Aún con Gonzalo encima de mí, mi mano alcanzó mi bolso, que estaba en el suelo del coche, y dentro de mi bolso mi móvil, que por supuesto estaba lleno de mensajes.

Leí primero el de mamá:

Princesa, perdón por hacerte ir con el profesor de tu hermana,

igual no te apetecía, pero ya sabes que no me gusta que te vayas sola.

Ten cuidadito, no vengas tarde.

Justo abajo estaba el de Héctor, mi novio:

Amor, llevo un rato llamándote y no lo coges,

me tienes preocupado, ¿nos vemos en el restaurante?

A las 10 hemos quedado con Ana y Fernando,

no sé nada de ti, ya te vale.

En ese momento miré mi reloj, que por cierto era la única prenda que cubría mi cuerpo junto a mis cuñas, no podía ser, eran las 21:40.

– ¡joder Gonzalo! En veinte minutos tengo que estar con mi novio, vamos quítate de encima–

Gonzalo salió de mí, con la polla aun erecta, pero a regañadientes, empezando a incorporarse.

– Hace 5 minutos decías todo lo contrario, que engañados tienes a todos, eres una puta –

Lo miré con cara de desagrado, pero sin querer entrar en su juego, en ese momento solo tenía un problema, recuperar mi aspecto de princesa en apenas quince minutos.

Buscaba cada prenda por el coche, sin recibir la ayuda de Gonzalo, que aun parecía aturdido, di por perdido mi tanga, reconozco que, por puro morbo, me gustaba la idea de que se lo quedara Gonzalo, por lo que tiré de mi vaquero para de nuevo embutirlo en mi culo, no sin antes limpiar mi coño con un clínex.

– ¿Gonzalo me acercas al centro?, voy tarde –

– Si claro, te compro la pastillita, te doy el mejor polvo de tu vida ¿y encima quieres que te lleve con tu novio? Coges un taxi –

– ¡Serás imbécil! – le dije girándome mientras me ponía la blusa. –

– Péinate y píntate los labios anda, que pareces una puta –

La actitud de Gonzalo había cambiado, parecía celoso, pero no era momento de reprocharle nada, saqué mi espejito de mi bolso y pinté de nuevo mis labios, mientras con un cepillo peiné mi despeinada melena.

– Gonzalo me marcho, ya que no me quieres llevar…nos veremos por casa –

– Adiós, y tomate la pastilla, no quiero ninguna sorpresa – me dijo con desgana.

Con orgullo salí del coche, noté rápidamente el contraste de temperatura, vi desde fuera como los cristales estaban completamente empañados, terminé de peinarme fuera.

¿Qué pensaría mamá si viera a su princesa salir de un coche, recién follada y caminando por un barrio intransitado? Y ¿qué pensaría mi novio de saber que fui a la cena sin tanga y con semen de otro en mi interior?

Fueron las reflexiones que me hice después de esa inesperada tarde, una de las más morbosas de mi vida.

Autor : Anónimo
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Desmotivaciones Hot : Que hay de comer?

 Volvimos con todo el humor hot, hoy les traemos una imagen bizarra de humor, una desmotivación hot para compartir con tu hombre e incitarlo a tener sexo oral!


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