Entre las noticias que leo en mi periódico, puedo percibir el aroma de mi café americano sin azúcar, el despertador de mis sentidos, cliente cotidiano del café estrés por las mañanas, ubicado a unos locales de mi trabajo en el centro de la ciudad, mientras disfruto de mi café y de la lectura de mi periódico a lo lejos puedo escuchar el sonido tenue y delicado de un caminar en tacones, que sin duda le pertenece a una dama, repentina inquietud invade mi ser, curiosidad por conocer a la dueña de ese caminar, paciente aguardo a que ella pase por mi lado, no quiero ser tan obvio, el sonido de su caminar cada vez más cercas así como mi ansiedad de conocerla, yo esperaba verle pasar caminando por la acera del café pero mi sorpresa nace cuando la escucho entrar al café y pedir su capuchino, mis sentidos se agudizan cuando puedo escucharla caminar tan cercas de mí y saber que esa mujer de tan delicioso caminar e incógnita apariencia se encuentra sentada justo en la mesa de frente.
El periódico dejo de ser un medio impreso de lectura y se convirtió en el único obstáculo que me impedía ver a esa mujer de incógnita apariencia, lentamente bajo un poco el periódico dejando discretamente mis ojos al descubierto, y he ahí la representación de la belleza femenina frente a mí, sus pies en unos botines negros con cierres plateados a los lados, sus pantorrillas y muslos hacían de sus piernas torneadas un éxtasis a mi mirar, su excitante cruce de piernas no me permitía ver más allá de sus gruesos muslos, su corta falda negra de pliegues perfeccionaban su hermosa figura, continúe admirándola y descubrí que su blusa negra era totalmente translucida, dejando a la vista su sostén negro, contenedor de sus perfectos senos, su cuello el perfecto camino para mis besos, labios pequeños y bien formados, nariz pequeña y delicada, sus ojos de color crepuscular hechiceros de mi alma, pelo negro hasta sus caderas, lacio o chino eso depende de su imaginación, color de piel morena o blanca se lo dejo a su gusto.
Mi corazón acelerado, hace que se note la erección de mi pene, se transforma mi mirada de asombro a una mirada pervertida mente discreta, ella siente como la miro y discretamente se da cuenta como mi lujuria se la coge con la mirada, me ve directamente a los ojos y yo no declino mi mirar, me sonríe y con sus ojos me indica que mire hacia abajo, a sus ricas y torneadas piernas, bajo la mirada y puedo ver como lentamente abre el compás de sus piernas, dejando al descubierto su delicada ropa interior de color negro translucido, donde puedo ver tenuemente la forma de su vagina, mi mente y su gran imaginación comienzan a crear el sabor y olor de su coño, el rico olor de su perfume y el aroma de su pucha hacían de su ropa interior un fetiche que moría por oler, discretamente comienza acariciarse el cuello, lentamente bajando por el hasta pasar por sus senos, su abdomen hasta llegar a sus entrepiernas, donde con su dedo masturbador comienza a acariciar su clítoris por encima de su ropa interior, lento y suave con movimientos circulares, la erección de mi pene era tal que no podía ocultarla ni mi pantalón, mientras la observaba tocarse y morderse los labios, sus caderas inquietas su abrir y cerrar de piernas denotaban su éxtasis, su perversión mientras yo acariciaba mi verga erecta por encima de mi pantalón.
Separados por unas mesas, unidos por una fantasía perversa nos miramos por unos segundos y comprendimos que nuestros cuerpos no podían seguir separados, tenían que esta juntos para arder entre las llamas de la pasión y lujuria, sexo entre café y un par de desconocidos.
Tan caliente como el fuego se levanta de su silla y con la mirada me indica que la sigua, los dos con el éxtasi a flor de piel comenzamos a caminar en dirección a los baños, encerrándonos en el de mujeres, por fin con mi verga bien parada la tengo frente a mí, mirándola a los ojos y sin decir una palabra la tomo de la cintura y la siento en el lavamanos, abro sus pierna saco mi pene de mi pantalón y me acerco tanto a ella que puede sentir mi verga es su clítoris por encima de su ropa interior, con romántica pasión desenfrenada comienzo a besarla mientras ella siente mi verga en su pucha, nuestros labios se hacen el amor, nuestras lenguas danzan entre ellas su romántica pasión, nos jalamos el cabello, nos acariciamos la espalda, tocamos nuestras mejillas todo durante un beso, le quito su blusa y con una mano desabrocho su sostén, mientras mis besos recorren la perfecta carretera de su cuello que me llevan a el camino de sus senos, con mi mano derecha acaricio de seno derecho tomando su pezón, mientras mis labios y legua juegan con su seno y pezón izquierdo despertando en ella la melodía de sus gemidos, entre la danza de mis manos y sus senos , después de unos segundos de disfrutar sus chichis continuo mi camino por su abdomen, hasta quedar frente a su vagina cubierta por su tanga negra translucida, me detengo un instante para oler su ropa interior, con el aroma impregnado de su vagina con el néctar de sus fluidos vaginales, lo cual hace que mi verga lubrique con su aroma de mujer, meto las manos por debajo de su falda y la despojo de sus tangas, y mi legua comienza suave y lentamente a lamer sus labios vaginales de arriba abajo, recorriendo el abecedario, el tango sexual entre la lengua y su vagina, lamiendo su clítoris con movimientos circulares, mientras le chupo la vagina mis manos toman sus pezones entre sus dedos y los muevo al mismo ritmo que mi legua lame su panocha, sus gemidos se convierte en gritos de placer que hacen eco en todo el café, después de un momento me dice que ya no puede más que quiere sentir mi verga dentro de ella, pongo sus piernas en mis hombros y lentamente le meto la cabeza de mi verga, para no lastimarla por el grosor de mi pene, hace gesto de dolor y placer, lentamente le meto y le saco la cabeza de mi pene a su vagina, hasta que ella me grita ya métela toda ya no aguanto más quiero sentirla toda como me coge, con un ritmo más rápido y fuerte le meto los 19 centímetros de mi verga, provocando en ella gritos de placer, por fin me la estoy cogiendo en el lavamanos del baño de mujeres en un café, la penetro duro y rápido, suave y lento, su cuerpo me da las señales de cómo quiere que me la penetre, mientras tenemos sexo, nos besamos, nos acariciamos, nos chupamos tan apasionadamente que no nos importa que estén tocando la puerta del baño, ni que nos estén escuchando, nuestros gemidos son tales que nos llevan al orgasmo al mismo tiempo.
Cansados y llenos de sudor nos miramos y reímos como dos perfectos extraños que se tienen tanta confianza para coger entre ellos, hermosa dama gracias por este buen café que me permitió tomar este día, ella me besa la mejilla y me dice gracias por mi capuchino con crema tan delicioso que me permitió tomar esta mañana, le dejo mi numero para que me llame cuando tenga ganas de un café con esta extraña, me besa y se va, quedándome como recuerdo la tanga llena de sus fluidos vaginales y su aroma a mujer, entre café y letras, ¿te tomarías un café conmigo?
El periódico dejo de ser un medio impreso de lectura y se convirtió en el único obstáculo que me impedía ver a esa mujer de incógnita apariencia, lentamente bajo un poco el periódico dejando discretamente mis ojos al descubierto, y he ahí la representación de la belleza femenina frente a mí, sus pies en unos botines negros con cierres plateados a los lados, sus pantorrillas y muslos hacían de sus piernas torneadas un éxtasis a mi mirar, su excitante cruce de piernas no me permitía ver más allá de sus gruesos muslos, su corta falda negra de pliegues perfeccionaban su hermosa figura, continúe admirándola y descubrí que su blusa negra era totalmente translucida, dejando a la vista su sostén negro, contenedor de sus perfectos senos, su cuello el perfecto camino para mis besos, labios pequeños y bien formados, nariz pequeña y delicada, sus ojos de color crepuscular hechiceros de mi alma, pelo negro hasta sus caderas, lacio o chino eso depende de su imaginación, color de piel morena o blanca se lo dejo a su gusto.
Mi corazón acelerado, hace que se note la erección de mi pene, se transforma mi mirada de asombro a una mirada pervertida mente discreta, ella siente como la miro y discretamente se da cuenta como mi lujuria se la coge con la mirada, me ve directamente a los ojos y yo no declino mi mirar, me sonríe y con sus ojos me indica que mire hacia abajo, a sus ricas y torneadas piernas, bajo la mirada y puedo ver como lentamente abre el compás de sus piernas, dejando al descubierto su delicada ropa interior de color negro translucido, donde puedo ver tenuemente la forma de su vagina, mi mente y su gran imaginación comienzan a crear el sabor y olor de su coño, el rico olor de su perfume y el aroma de su pucha hacían de su ropa interior un fetiche que moría por oler, discretamente comienza acariciarse el cuello, lentamente bajando por el hasta pasar por sus senos, su abdomen hasta llegar a sus entrepiernas, donde con su dedo masturbador comienza a acariciar su clítoris por encima de su ropa interior, lento y suave con movimientos circulares, la erección de mi pene era tal que no podía ocultarla ni mi pantalón, mientras la observaba tocarse y morderse los labios, sus caderas inquietas su abrir y cerrar de piernas denotaban su éxtasis, su perversión mientras yo acariciaba mi verga erecta por encima de mi pantalón.
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Cansados y llenos de sudor nos miramos y reímos como dos perfectos extraños que se tienen tanta confianza para coger entre ellos, hermosa dama gracias por este buen café que me permitió tomar este día, ella me besa la mejilla y me dice gracias por mi capuchino con crema tan delicioso que me permitió tomar esta mañana, le dejo mi numero para que me llame cuando tenga ganas de un café con esta extraña, me besa y se va, quedándome como recuerdo la tanga llena de sus fluidos vaginales y su aroma a mujer, entre café y letras, ¿te tomarías un café conmigo?