Duende mitológico: Símbolo de la fertilidad y gran conocedor de ungüentos medicinales. De baja estatura, cobrizo, siniestro y muy velludo. Posee un gran miembro viril que lo lleva enroscado en la cintura, con lo que embaraza a las niñas que salen solas y en horas de descanso. Sus pies están invertidos por lo que es muy difícil seguir sus huellas. Ante un inminente encuentro hay que atravesar un arroyo o treparse a un árbol ya que él no lo puede hacer por esta característica grotesca. Se alimenta de carne de niños y mujeres.
El Kurupí es un hombre de pequeña estatura que vive escondido en la selva, acechando a las jóvenes que salen fuera de hora de sus casas.
Por si acaso se encuentra una señora o señorita con el Kurupí, el susto ha de ser muy grande al ver a un hombre petiso, robusto, cubierto de pelo, la piel áspera y con su miembro viril enroscado a la cintura; al encontrarse en semejante situación no hay mujer que se resista.
La mujer emocionada es enlazada con una liana y conducida hasta un lugar de la selva con pasto verde y flores perfumadas. La desesperación de placer provocado por el Kurupí lleva a la muerte a la doncella
Tiene la apariencia de un hombre más bien bajo, fornido, muy moreno retacón y extremadamente feo con manos y pies velludos. No posee coyunturas, por lo que su cuerpo es de una sola pieza[cita requerida]. En algunas versiones tiene los pies hacia atrás por lo que es muy difícil seguirlo. Sin embargo su principal característica es su enorme y larguísimo pene que lleva enrollado a la cintura, el cual usa para atrapar a sus víctimas.
Sus ataques a las mujeres solas que se aventuran por la selva por leña son mucho más agresivos y crueles que los de su hermano Yasy Yateré.
El Kurupí viola y mata a sus víctimas. Sin embargo, su mayor diversión es raptar a las vírgenes, quienes desaparecen misteriosamente para regresar encintas y listas para parir a los siete meses. Los hijos de Kurupí mueren al séptimo día por un extraño mal. También se dice que con sólo verlo, las mujeres se vuelven locas.
Kurupí es el genio de los animales silvestres, especialmente de los sementales. No abandona nunca la selva donde reina con el poder de su sensualidad, excepto para raptar a sus víctimas.
Una forma de huir de este engendro es cortándole el pene, con lo cual se vuelve inofensivo. Otra opción es treparse a un árbol, ya que al carecer de articulaciones no podrá subir
Aparece:
- Para castigar a todo aquel que daña inútilmente los arboles; desorientándolo para dejarlo sin posibilidad de volver a su casa.
- Persigue a las mujeres que van al bosque en busca de leña. Las mujeres sólo a su vista pierden la razón para el resto de sus días.
- Persigue niños y mayores
En la actualidad:
Se lo conoce al Kurupí como un niño moreno de rostro diabólico que al caer la tarde llora a orillas de los montes, y para evitar las molestias que le pueda acarrear este duende, los lugareños dan un corte al tronco del árbol lado "Kurupí Kahí", para que el pequeño Kurupí acuda a beber el líquido lechoso que segrega y calmar de esa manera el molesto e interminable llanto.
Foto : Figuras del Museo Mitológico de Ramón Elias, Capiatá, Paraguay
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