Termina un año que de una u otra manera nos cambió la vida a todos. Un año donde la mayoría perdimos: unos capacidad adquisitiva, otros perdieron sus trabajos, algunos perdieron un pedazo de si mismos cuando perdieron sus seres amados, otros no pudieron salvar sus parejas, se perdieron sueños, proyectos, ilusiones, ganas.
Alguien dijo que nadie pega más fuerte que la vida, y la vida este año nos golpeó sin piedad, todos quedamos un poco rotos, sin idea de por donde se comienzan a juntar los pedazos. Pero la vida es mirar hacia adelante. Entiendo a quién ha perdido las ganas, quién ya no espera nada, quién tiene tantos agujeros en el alma que ya no los puede contar. Entiendo a quien se siente dinamitado, quién cree que no podrá nunca volver a armarse. Lo entiendo porque a veces yo misma lo siento, pero hay latidos dentro mío que no paran, hay sangre que todavía corre por mis venas. Todavía respiro aunque duela, sigo respirando.
Hoy como a muchos otros mis días saben más de lágrimas que de risas, pero sé que de una u otra manera me volveré armar, sin dudas que ya no seré la misma, pero volverá a ganar mi esencia y seguiré buscando mi camino. Me encontraré, me abrazaré y comenzaré de nuevo... distinta pero siempre la misma.
Por eso no les voy a desear un feliz año nuevo, les voy a desear que tengan la fuerza de comenzar de nuevo, de reconstruirse a gusto propio, de soñar cosas que nunca se atrevieron, de construir proyectos que les den lo que siempre desearon. Les deseo que sanen las heridas y si no pueden sanar que aprendamos a llevarlas con nosotros y hasta amarlas porque nos recuerdan que son consecuencia de gente que dejo huellas en nuestras vidas. Les deseo que se emborrachen de ganas de cosas nuevas, de nuevos horizontes, que si hay que saltar que salten aunque tengan miedo.
No les deseo un feliz año nuevo, no!, les deseo una feliz vida nueva y que tengan las ganas y el coraje de vivirla.
Salud
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