Relato Erótico : Cumple la fantasía de follar con su padre
Para los que no me conozcan, diré que me llamó Silvia, tengo 25 años, soy pelirroja, peso 56 kg, mido 1,70 y mis medidas son 93-60-90; además trabajo de monitora de aerobic y fitness.
Después de esta descripción, os diré que siempre he deseado acostarme con mi padre; mi padre quedó viudo siendo yo muy joven, no le he conocido relación ninguna, es más solía decirme que era clavada a mi madre, y yo no sé si por pena o porque motivó, a mi me parecía un hombre muy atractivo. Cuándo empecé a salir con Marcos me fijé que mi padre comenzó a mirarme de otra manera, más como mujer que como hija y no perdía ocasión en piropearme cada vez que me veía. Así que en mi cabeza también comencé a verle más como un hombre maduro, que se conservaba muy bien, que como padre.
Marcos después de una de nuestras sesiones de sexo intenso, comenzamos hablar de mi padre.
Marcos: Nena sigues poniéndote cachonda con tu padre ¿Eh?
Silvia: Sinceramente……si, me encantaría que me follara, pero no me veo capaz.
Marcos: Nena tú puedes conseguir lo que quieras, seguro que el lo está deseando, no te has fijado como te mira últimamente.
Silvia: Ahora que lo dices si, parece que ha cambiado su forma de verme.
Marcos: He pensando cómo podrías conseguirlo.
Me contó cómo pensaba conseguir que mi padre tuviese sexo conmigo, y la semana antes de semana santa, pusimos en marcha el plan. Lo llamé por teléfono:
Silvia: Hola papá
Papá: Hola cariño, ¿que te cuentas?
Silvia: ¿Papá, te importa que pasemos una semana ahí? es que vamos hacer reforma del baño. ¿Claro sino te importa?
Papá: Cariño, por supuesto que podéis, además me tienes abandonado, hace tiempo que no veo a mi niña.
Así que Marcos y yo fuimos a pasar la semana en casa de mi padre, y decidimos darle un espectáculo, para que definitivamente me viera como una mujer y no como su hija.
El lunes, mientras Marcos aún dormía, me levanté de la cama para hacer el desayuno con camisón corto de encaje, y un tanga blanco.
Mientras hacia el desayuno apareció mi padre, se quedó cortado.
Papá: ¡Hija! ¿no vas un poco ligera de ropa?
Silvia: Perdona papá, ¿Te molesta?
Papá: Bueno…..no, pero ya no eres una niña.
Silvia: Jajajaja, ya papá, pero entiende que a Marcos si le gusta
Papá: Bueno y a quien no le gustaría una mujer como tú.
Dicho esto mi padre se marchó al salón, y yo continúe haciendo el desayuno, pero era evidente que mi padre ya no me veía como su niña sino como una mujer.
Después del desayuno, Marcos se marchó al baño y yo fui detrás de él, cosa que chocó a mi padre.
Papá: ¿A donde vas?
Silvia: Al baño
Papá: ¿Pero Marcos no está en el?
Silvia: Si, por eso voy.
Papá: ¿Cómo?
Silvia: Papi, entiendes que él tiene necesidades y aunque estemos en tu casa yo tengo que cumplir con sus necesidades ¿No?
Mi padre se quedó mudo y yo fui al baño, a cumplir con mi chico.
Marcos estaba esperándome con la polla fuera y dura, y yo como siempre hacia, me arrodillé delante de su polla; antes intenté cerrar la puerta del baño, pero Marcos no quiso.
Marcos: No la cierres, enséñale a tu padre lo zorra que eres.
Silvia: Pero….( No terminé de hablar, cuando Marcos ya me había metido su polla en mi boca)
El morbo de que mi padre pasará y nos viera, era demasiado, le comí la polla como nunca y el se dio cuenta.
Marcos: Dios nena, me la vas arrancar…. Aaaaah sigue así puta.
Me estaba poniendo muy cachonda, mi padre apenas a unos metros mientras se la comía a mi novio, era demasiado.
Marcos: Te encantaría que fuese la polla de tu padre ¿Eh zorrita?
Silvia: nnnngh si me encantaría aghh.
Marcos no pudo aguantar más y acabo corriéndose en mi boca, me lo tragué todo golosa, me encantaba su semen por la mañana.
Cuando salimos del baño, mi padre estaba todo cortado en el salón, y yo también, pero pude observar un bulto enorme en su pantalón que deseaba salir. Marcos todavía tensó más el ambiente al comentar.
Marcos: Ufffff vaya hija que tiene suegro.
Mi padre lo miró, pero no dijo nada, se quedó callado.
Nos fuimos todos a trabajar, pero yo no pude parar de pensar en mi padre y en lo que había visto en su pantalón, realmente se había puesto al saber lo que le hice a Marcos en el baño.
Esa noche cuando llegue, me encontré a mi padre en el salón ya que Marcos no había llegado todavía.
Silvia: Hola papá ¿me puedo duchar?.
Papá: Hola cariño, claro está también es tu casa.
Así que cogí y me metí en la ducha, por supuesto con la puerta abierta, y en un momento dado escuché que alguien estaba en el baño, me asomé pensando que era Marcos, pero era mi padre orinando, me quedé sin habla ¡vaya con papá! menuda polla gastaba. Mi padre me vio que lo estaba mirando.
Papá: Perdona hija no aguantaba más.
Silvia: Es tu casa papá.
Aproveché que estaba ahí, para salir de la ducha, quería ver cómo reaccionaba.
Papá: ¡qué haces!
Silvia: Pues salir de la ducha ¿me pasas la toalla?
Papá: Si, si tápate
Silvia: ¿Papá ocurre algo? ¿Tan fea soy que estás deseando que me tapé?
Papá: No no, claro que no, eres preciosa, pero tú ya eres toda una mujer y yo no soy de piedra.
Me pasó la toalla y salió del baño bastante alterado, pero no pensaba cejar en mi empeño, así que cogí una camiseta ancha de un equipo de baloncesto de mi chico, con unas bragas brasileñas de encaje de color amarillo y sin sujetador.
Mi padre estaba viendo una película en la TV, todavía podía observar que se encontraba incómodo ¡pero estaba tan cerca! que intenté forzar un poco más.
Silvia: ¿Papá me puedo sentar contigo o prefieres que no?
Papá: No cariño como quieras, si te quieres sentar conmigo, por mi no hay problema.
Así que me senté junto a él en el sillón, todavía era evidente la erección que tenía.
Silvia: ¿Papá te ocurre algo? Te noto alterado, déjame que te ayude.
Así que cogí y me pegue a el, poniendo mis manos sobre su pecho ¡su corazón iba a mil!
Silvia: Papá tu corazón va a mil, ponte de espaldas, que te voy a dar un masaje.
Mi padre se puso de espaldas, y yo pegué mis pechos a su espalda; esto hizo que todavía se le pusiera el corazón más revolucionado, y que ese bulto sospechoso se hiciera más evidente en la entrepierna. Puse mis manos en sus hombros, y empecé a masajear lo.
Silvia: Papá relájate y cierra los ojos (le susurré al oído).
Esta era mi oportunidad; mi padre me hizo caso y cerró los ojos. Yo le fui masajeando el pecho (es un hombre fornido para su edad), el se fue dejando hacer; hasta que bajé mi mano a su bulto, entonces pegó un respigo.
Papá: ¿Qué haces por dios?
Silvia: Papá relájate, déjame hacer, no me veas como tu hija, sino como una mujer que te quiere ayudar a soltar esa tensión (le volví a susurrar al oído)
Eso hizo que no saliera corriendo de allí.
Así que por fin tenía aquel paquete entre mis manos, el empezó a respirar cada vez más fuerte, mientras yo le acariciaba la polla por encima del pijama. Viendo que todo iba bien, me atreví a sacarse la (dios se me hizo la boca agua) que pedazo de polla dura como el mármol; estaba brillante debido a los fluidos pre seminales; comencé a pajearlo primero suavemente, (quería disfrutar de ese momento), debía llevar tiempo sin descargar porque me puso la mano chorreando de pre semen.
Silvia: Papá túmbate y relájate.
Papá: ¿Qué vas hacer?
Silvia: Shhhh relájate, hazme caso, porfa.
Así conseguí que se tumbase, me puse a sus pies y acerque mi boca aquella polla que palpitaba, abrí mi boca y dejé caer saliva sobre su capullo (por dios que sensación y que olor tan intenso), empecé a recoger con mi lengua mi saliva por el tronco.
Papá: ¡Joder me vas a matar hija!
Silvia: Shhhh, solo acabó de empezar, slurp slurp (Comencé a lamer desde sus huevos hasta la punta)
Yo estaba empapada, no podía aguantar más para tenerla en mi garganta, así que con mi mano izquierda empecé a masajear le los huevos, y con mi mano derecha le agarre fuerte el culo, para acto seguido tragarme la hasta la base.
Papá: aaaahh dios ¡siiiiii!
Mi padre ya no aguanto más, abrió los ojos; pero ya no me veía igual, porque me cogió de la cabeza con sus manos grandes y fuertes, y comenzó a follarme la garganta.
Papá: ¡Toma zorra! ¿No querías la polla de tu padre? ¡Pues toma! (Empujó hasta lo más profundo de mi garganta)
Silvia: ahgggg, sii (apenas pude articular, la tenía en mi laringe)
Estaba fuera de sí, me cogía con ambas manos mi cabeza, y el era el que llevaba el control de la mamada, cada vez más profunda e intensa, hasta que ya no aguanto más.
Papá: aaaaah siiii me corrooo, trágate la leche de tu padre pequeña zorra.
Silvia: aaahhgg
La leche de mi padre se me escapaba por las comisuras de mis labios (dios que caudal de leche) ,era muy amarga, espesa y se me pegaba a la garganta. Tuve que quitarle las manos de encima porque me asfixiaba.
Silvia: ufff casi me ahogas, papá.
Papá: Perdona, la falta de costumbre…… ¿Pero que hemos hecho? ( Reflexionó)
Silvia: Papá no te preocupes, está todo bien, no me veas como tu hija sino como vuestra mujer. No quiero que te arrepientas, lo he disfrutado mucho, lo deseaba hace mucho tiempo papá.
Y le di un beso; pero deseaba más….necesitaba más y quería conseguirlo.
Mi padre se fue a dormir (con cara de arrepentimiento), y yo esperé en el salón a Marcos. Llegó un rato después.
Marcos: Hola guapa, ¿Qué tal?
Silvia: Lo he conseguido. (Le dije sonriendo)
Acto seguido me abalancé sobre el y nos besamos, enrollando nuestras lenguas con desesperación (aún tenía el sabor del semen de mi padre en mi boca y mi garganta), pero yo necesitaba más y pensaba conseguirlo.
Cogí a Marcos y lo lleve a mi cuarto que está justo enfrente del de mi padre (necesitaba ser follada, estaba muy cachonda), prácticamente le arranque el uniforme, y lo tumbé en la cama con desesperación (Marcos estaba boquiabierto); comencé a comerme su polla para ponerla apuntó, pero no hizo falta mucho; rápido Marcos tomó el mando.
Marcos: ¿Quieres que te folle?
Silvia: Siiiiii claro follarme, follame. (Dije desesperada)
Me quitó las bragas, me puso de espaldas contra la pared y me cogió en brazos. Metiendo su polla en mi coño empapado, mientras nos comíamos la boca (todo esto con la puerta abierta y mi padre en el cuarto de enfrente, cosa que me ponía mucho más).
Mientras, Marcos me hacia saltar en sus brazos, y me golpeaba las paredes de mi útero.
Marcos: Joder como me pones, coño. ¡Toma polla! (Cada vez más profundo)
Silvia: Siiiiii dame más, destrozame…aaah aaahh
De repente mi padre apareció en la puerta.
Papá: Menudo escándalo estáis montando.
Nos quedamos parados, pero yo no pensaba desperdiciar la situación, ni Marcos tampoco.
Marcos: ¿Suegro le gusta el culo de su hija?
Dijo Marcos, mientras me abría el culo con las manos.
Marcos: Está deseando que se lo folle.
Mi padre dudo un poco, pero no lo dejé escapar, así que cogí y lo besé como si fuera mi novio. Acto seguido le bajé los pantalones y le cogí la polla para que me ensartada por mi culo.
Silvia: Papá porfa, follarme bien los dos, es lo que quiero.
Papá: Que zorra eres hija, pero soy un hombre y ese culo es irresistible.
Así que me puso contra la pared y se agachó para comerme mi culo, cuando ya lo tuve bien lubricado, me ensartó.
Papá: Dios como le entra, joder.
Silvia: Siiii papá, siii. ( Marcos mientras alentaba a mi padre)
Marcos: Dele fuerte suegro, que no se rompe, es una buena zorra.
Mi padre animado por mi novio, me cogió fuerte de la cintura con ambas manos, y aumentaba cada vez más la intensidad y la profundidad; hasta que note como sus huevos golpeaban mi coño.
Papá: Toma, toma, zorra.
Silvia: Siii seré vuestra zorrita particular, aaahh.
Cuando mi padre vio que Marcos se pajeaba viéndonos, me retiro de la pared y me agachó para que se la chupara a Marcos.
Papá: Vamos zorra, cómesela a tu novio. (Y con su mano me empujó la cabeza hacia su polla)
Silvia: uhhhg
Marcos me cogió del pelo y mi padre de las manos, tirando de mis muñecas hacia atrás, mientras me penetraba fuertemente por mi culo.
Yo estaba en la gloria, tenía a los dos hombres que más quiero follandome.
Marcos: Vamos nena traga. (Me decía, mientras tiraba de mi pelo)
Papá: Dios que puta eres, que ganas te tenía zorra. (Mi padre estaba fuera de sí, me estaba follando sin piedad)
Marcos no aguanto más y se corrió en mi boca, llegando hasta mi estómago.
Marcos: aaaaah siiii aaahh, que boca tienes puta.
Cuando termino de correrse, me cogió la cara y me obligó a abrir la boca.
Marcos: Abre la boca zorrita. (Y me escupió en mi boca)
Papá: Me corro, aaahh joder. (Tiró de mi con fuerza, hacia atrás y note como su leche caliente inundaba mis entrañas)
Silvia: aaaaah me corrooo siiiiii ahhh ahhh.
Caí destrozada al suelo, pero muy satisfecha.
Marcos: Nena recomponte, porque creo que tu padre no ha tenido suficiente.
Miré a mi padre y todavía estaba duro.
Papá: Cariño has despertado en mi algo que estaba muerto, así que no me puedes dejar así.
Marcos: Nena la noche va a ser larga..(se sonrieron)
Me convierto en adicta a la polla de mi padre.
Justo después de que mi padre me hubiese follado mi culo y mi chico mi garganta. Yo estaba destrozada en el suelo de mi cuarto. Aunque la noche parecía que solo hubiese comenzado.
Marcos: Nena recupérate, porque me parece que tu padre sigue con ganas de fiesta.
Miré a mi padre y todavía estaba duro.
Papá: Hija perdona, pero llevaba mucho tiempo sin estar con una mujer y creo que me has dejado con ganas de más.
Silvia: Está bien, ya que he empezado provocando te yo, lo justo es que termine lo que hemos empezado.
Me incorpore, me quité la camiseta y quedé completamente desnuda delante de mi padre y mi chico; mientras el semen de mi padre chorreaba desde mi culo, por mis muslos y todavía tenía el sabor amargo del semen de Marcos en mi boca.
Me acerqué a mi padre y lo besé, mientras con la mano le agarré la polla que aún estaba dura y comencé a pajearlo; mi padre empezó a suspirar mientras me besaba cada vez con más ganas. Con sus manos comenzó a cogerme un pecho y con la otra fuertemente el culo, mi chico se sentó en la cama y nos observaba.
Papá: ¡Hija mía cómo estás!
Silvia: A partir de ahora no me veas como tu hija quiero ser también tu mujer, y como tal podrás hacerme lo que quieras cuando quieras.
Cogí y lo llevé a la cama, quería tenerlo de nuevo dentro de mí; pero esta vez manejaría yo la situación. Lo empujé a la cama para que se tumbase boca arriba, me puse con mis pechos a la altura de su polla, y comencé a pasarme su polla por mis pezones (dios era demasiado, mi padre excitado por tenerme y yo feliz de tenerle), su polla empezó a reaccionar, poniéndose más dura sentía sus venas palpitar en mis manos y comenzó a rezumar su líquido pre seminal, llenando mis pechos.
Marcos mientras nos observaba, comenzó a pajearse y mirar con detenimiento.
Tras un buen rato pajeando a mi padre con mis pechos, pase a cosas más serías; cogí su polla y comencé a encararla hacía la entrada de mi coño, ( yo a esas alturas, ya estaba empapada y deseosa de tenerle dentro). Por fin conseguí meterla en mi húmedo coño (dios que maravillosa sensación, tener a mi padre dentro de mí y mirarle a la cara).
Papá: aahhh joder Silvia…. que coño tienes hija, uufff.
Silvia : Si papá, ¡fóllame! Seré tuya.
Estaba a horcajadas sobre el, notando su polla entera dentro de mi; mi padre cerraba los ojos y no paraba de jugar con mis pechos, y yo comencé a gemir.
Marcos que por entonces, había estado apartado, no pudo aguantar más y se unió; poniéndose de pie en la cama y cogiéndome del pelo, para que se la chupará en la cara de mi padre, cosa que hice.
Marcos: Suegro abra los ojos y miré a su niña lo zorra que es.
Mi padre en ese momento abrió los ojos mientras me estaba follando, y se la estaba chupando a Marcos; en ese momento mi padre me agarró con fuerza del culo y como si fuese el dr jekill y mr hide cambio totalmente; comenzó a tirarme de los pechos y los pezones, mientras hacía comentarios que jamás me pude imaginar escuchar de mi padre.
Papá: ¿Para esto te he educado yo? Para que seas una zorra come pollas, a partir de ahora ya no eres mi hija, serás mi puta y como tal harás lo que te digamos.
Marcos: ¿Oyes a tu papi, zorrita?
Silvia: ahhh, sii aggh seré vuestra aaggh.
Mi padre me penetraba cada vez más profundo y más fuerte,(notaba su polla golpear mi útero); mientras Marcos apenas me dejaba respirar con su polla golpeando mi garganta ( mi coño a esas alturas eres una cascada)
Papá: Joder estás chorreando ¿Te gusta la polla de tu viejo, eh?
Silvia: si ahhh siiii aggh( Marcos no me dejaba hablar)
Marcos: Calla y traga puta!
Marcos: Suegro agarré la por el cuello, que le encanta.
Papá: Joder noto tu polla en su garganta, joder que guarra eres hija.
Aún no sé porque, pero me sentía orgullosa de los comentarios de mi padre, eso hacia que mis caderas se movieran mas y mas rápido, cuando estábamos a punto de corrernos Marcos paró en seco.
Marcos: Shhhh no no, ahora probemos algo nuevo, algo que nunca has hecho….te vamos a follar los dos por el coño.
Silvia: ¡No! me va a doler.
Papá: Eso se puede hacer, no le haremos daño.
Marcos: Tu cállate (me dijo cogiéndome de la cara) y no se preocupe que no se rompe (le dijo a mi padre)
Marcos: Así que más vale que nos lubriques bien con la lengua, si no quieres que te duela.
Se pusieron al borde de la cama y yo de rodillas en el suelo y comencé a comerles las pollas. Primero les escupía en el capullo, y luego con mi lengua recogía mi propia saliva desde sus huevos hasta su capullo, así varias veces hasta tenerlas bien lubricadas. Mi padre entonces hizo algo inesperado, me cogió en volandas, me tumbo en la cama y puso su cara entre mis muslos, comenzó a besarme los muslos por dentro y fue subiendo lentamente hasta llegar a mi coño, donde me lo empezó a comer con ansía, mientras no parábamos de mirarnos a los ojos ( el morbo era indescriptible ) le cogí la cabeza y le acariciaba el pelo mientras me hacía una de las mejores comidas de coño de mi vida, estaba extasiada casi a punto de correrme, cuando Marcos nos paró de nuevo.
Marcos: Ahora ya estás lista, vamos zorrita, demuestra de lo que eres capaz.
Mi padre se tumbó en la cama, yo me tumbé sobre el y le cogí la polla metiéndome la de nuevo, Marcos se situó justo detrás de mí y comenzó a empujar su polla contra mi coño, hasta que logró meterme la punta de su polla, momento en el que grité de dolor parecía que me iban a partir, pero él no se detuvo y continuó empujando su polla hasta tenerla prácticamente entera metida dentro de mí, sentía las dos pollas luchar por hacerse hueco dentro de mí, yo no paraba de morderme el labio para aguantar el dolor.
Cuando por fin consiguió meterla entera, aguanto un minuto sin moverse para que mi interior se acostumbrará, poco a poco comenzaron a moverse resoplando los dos como si fuesen animales, mientras yo seguía mordiendo me el labio, para poder aguantar, hasta que al poco comencé a notar que el dolor daba paso a el placer, notaba aquella lucha de sus pollas por mi interior y era increíble, en cuanto comencé a gemir, fue como el pistoletazo de salida. Ya no tuvieron miramientos, comenzaron a penetrarme sin piedad, sentía calambres desde mi útero hasta mi estómago; Marcos me cogió del pelo y comenzó a tirar fuerte de el mientras bufaba, mi padre estaba fuera de sí, me cogió fuerte de mis pechos.
Papá: toma puta, tenía que haberte follado hace mucho ¡guarra!
Marcos: Toma, te vamos a reventar. (Mientras tiraba de mi pelo)
Silvia: aaaaaahhh, me vais a partir ahh
Mi coño comenzó a hacer sonidos de chapoteo, mientras aquellas dos pollas no paraban de follarme. Mi padre ya no pudo aguantar más y se corrió dentro de mí, notaba su semen caliente dentro de mí, mientras Marcos al notar el semen de mi padre dentro de mí, tampoco pudo aguantar y nos corrimos los dos a la vez.
Marcos: aaggh siiii ahh Siii tomaaaa
Silvia: aaaaah me corrooo ahhh.
Cuando me sacaron sus pollas, note como de mí salía una cascada de semen y mi coño super abierto. Nos quedamos los tres tumbados en la cama, mientras el semen de mi padre y Marcos me chorreaba por mis muslos hasta la cama.
Marcos: Cariño te has portado, pero ahora límpianos las pollas.
Papá: joder hija, esto engancha, ahora voy a necesitar de tí más a menudo. (Me dijo sonriendo)
Silvia: Claro papá y yo. (Le contesté mientras les limpiaba las pollas de semen y de mis fluidos).
Después de limpiarselas, nos acostamos los tres desnudos en la cama de mi padre y aunque hasta la mañana siguiente no hicimos nada más, durante la noche si estuvieron sobándome, de vez en cuando al menos que yo notará.( Yo me dormí pronto, porque estaba reventada).
Después de dormir junto a los dos hombres de mi vida, y de haber pasado una fantástica noche de sexo y morbo juntos, llegó la mañana.
Me desperté la primera, quizá por lo dolorida y mojada que me encontraba de la noche anterior.
Aún sentía rezumar el semen en mis orificios. Tanta fue la cantidad que me echaron en ellos que no se habían terminado de vaciar.
Me levanté como pude y con cuidado, para no despertarles.
Me metí en la ducha. Estaba toda pegajosa y sentía todavía arder mi coñito.
La doble penetración vaginal que mis dos hombres me habían regalado esa noche lo había dejado muy irritado, debido al grosor de sus pollas. Especialmente la de mi padre: ¡Joder, qué gran pollón!
Así, con ese sentimiento, comencé a lavarme.
Primero, los pechos, en los que encontré marcas de dedos, que no recordaba; mis pezones estaban colorados e hinchados de la atención que les habían dado, especialmente mordiscos y pellizcos.
Seguí por mi cintura, mis caderas y bajé hasta mi coño y mi culo.
La vagina y el culo merecen una atención especial.
Mi vagina estaba dolorida, además de irritada. Mi culo, puesta en pie, dejaba escapar una apreciable cantidad de semen, y es que las corridas que se vertieron en él fueron muy abundantes.
Comencé a lavarme la vagina con mucho cuidado, y sentí que aún tenía semen dentro de mí.
Puse la alcachofa de la ducha en chorro fino y lo dirigí al interior del coño, que mantenía abierto con los dedos de la otra mano. Pretendía limpiarme de semen por dentro, pero el impacto del chorro en el interior de mi coño produjo en mí un efecto inesperado: me estaba poniendo cachonda.
Orienté el chorro y apunté a mi clítoris, mientras con la otra mano, comencé a meterme dedos en el culo; primero fue uno, y luego fueron dos.
Los metía, y al sacarlos me los pasaba por la lengua. Aún podía saborear el semen que quedaba en él: me supo a gloria.
Mis dedos entraban y salían cada vez de manera más frenética, pero no era suficiente. ¡Necesitaba algo más que mis dedos! Lo ideal sería una buena polla. Pero ellos dormían aún.
Miré fuera de la ducha y ahí estaba lo que necesitaba: encontré un roll-on y una escobilla de baño.
Los cogí sin pensar, me tumbé en el plato de ducha y metí todo el mango de la escobilla, hasta el final, en el interior de mi culo. Acto seguido enterré el roll-on en mi coño y comencé a frotarme el clítoris con los dedos, a una velocidad frenética.
Estaba cachonda pérdida. Añoraba una buena polla en mi boca. La necesitaba. Era mi agujero libre.
Pero no podía parar de frotar mi clítoris, e introducir cada vez más rápido el roll-on en mi coño.
Hasta que no pude más y me corrí como una cerda salida, en un maravilloso orgasmo.
Terminé de ducharme, me sequé y me arreglé el pelo, recogiéndolo en una coleta. Me puse un tanga blanco y una bata corta de raso, sin nada más y me fui a hacer el desayuno.
Estaba preparando todo en la cocina, cuando vi aparecer a mi padre. Venía completamente desnudo.
-Buenos días, hija.
-Hola papá, ¿Has dormido?
-Como nunca, respondió, con una sonrisa de oreja a oreja.
Yo seguí haciendo el café y las tostadas, cuando sentí que mi padre se situó justo detrás de mí.
-¿Qué haces, papá? –yo notaba su polla, tiesa y dura, pegada a mi culo-.
-¿No lo notas, hija?
-Sí que la noto, como para no hacerlo, contesté con una sonrisa cómplice, no menor que la suya.
Aún me duraba la calentura de la ducha, así que comencé a mover mi culo para restregárselo por su polla.
-¡Joder que culo más cojonudo! Exclamó mi padre.
Intentó quitarme el tanga para metérmela, pero lo paré.
-shhhhh, tranquilo papá. Pero a cambio comencé a comerle la boca, a lo que respondió de inmediato.
Nuestras lenguas se enrollaban y nos besamos con desesperación.
Mi padre parecía un pulpo; no paraba de tocarme por todo el cuerpo, mientras yo le cogía de su pelo y no dejaba de besarle.
Me separé un poco y abrí mi bata para que cayera hasta la cadera, mientras mi padre estaba tratando de contenerse para no abalanzarse sobre mí.
Como recompensa por ser tan paciente, me puse de rodillas, coloqué su polla chorreante entre mis tetas, y comencé a hacerle con ellas una buena paja.
Mi padre estaba con los ojos cerrados. Resoplaba como si fuese a darle un infarto y me estaba poniendo las tetas chorreando, de la cantidad de pre semen que salía por su glande.
De repente mi padre cambio totalmente de actitud. Abrió los ojos, me miro y me dijo insolentemente.
-Ahora trágatela hasta el fondo. ¡Puta!, ¡más que puta!, gritando, fuera de sí.
Pillándome por sorpresa, tiró de mi pelo y me metió la polla hasta mi laringe. Me hizo muchísimo daño.
Una vez me la hube tragado hasta los huevos, mi padre comenzó a moverse de manera brusca y salvaje, sin importarle nada lo que me estaba haciendo sufrir.
Mis ojos empezaron a llenarse de lágrimas, que me escurrían por las mejillas y caían sobre mis tetas, a la vez que mi rostro debía mostrar todo el terror que tenía. Creía que mi padre acabaría reventándome la boca, que empezaba a notar desencajada.
Mis mandíbulas se me empezaban a agarrotar y sentía que me faltaba el aire para respirar. En esos momentos fui consciente de que yo no le preocupaba a mi padre en absoluto.
Mi padre estaba desencajado, congestionado, completamente fuera de sí, y verle de esa forma me estaba dando mucho miedo. Llegué a temer por mi integridad.
Los permanentes movimientos dentro/fuera de la polla de mi padre en mi boca, generaron que mi producción de saliva se multiplicase. No era capaz de controlarla y mi saliva, salía a raudales de mi boca junto con su pre semen, chorreaba por mi barbilla y caía sobre mis tetas, empapándolas.
Con cada embestida brutal de su polla, los testículos de mi padre golpeaban mi barbilla, a la vez que su polla seguía creciendo, pareciendo que quería llegar con ella hasta alcanzar mi estómago.
-¡Toma! ¡Toma! Y ¡Toma!, seguía gritando. Trágate la polla de tu padre, pequeña zorra. ¡Grandísima puta!
-Saca tu sucia lengua, cerda asquerosa, y lame con ella mis cojones mientras te follo.
Obedecí sin rechistar, no solo por la forma en que me lo ordenó, totalmente enfurecido, sino porque yo me había puesto tan cachonda que solo deseaba que aquello no terminase nunca.
Estaba completamente ida.
Que mi padre me tratase de esa forma tan grosera, llamándome puta, me excitaba de tal manera que solo deseaba que me follase la garganta hasta que me tragase también los huevos.
Cuando estuvo a punto de correrse, me sacó la polla de la garganta y me levantó del suelo, tirando bruscamente de mi pelo.
Dios; ¡que dolor! Por un momento pensé que me arrancaría la cabellera.
Yo estaba mareada; el poco oxígeno que había podido tragar con su polla dentro de mi garganta me pasaba factura.
Abría la boca, desesperada, buscando aire con ansia.
Al abrirla un torrente de babas apenas contenidas en la boca cayó sobre mis tetas, se deslizó por mi vientre y fue a parar al puto suelo.
Estás más colorada que un tomate, puta, más que puta. Bramó mi padre.
¡Prepárate, puta zorra! Aún no he terminado contigo.
Sin soltarme el pelo, me obligó a poner las manos sobre la encimera, mientras con la otra mano me bajó me el tanga hasta los muslos.
-¡Perra! Estás salida. Mira esto; tienes el tanga chorreando. ¿Te pone cachonda, que tu padre te trate así? ¿Eh? Dilo, golfa, dilo. Quiero oír como me lo dices.
-Si papá; me pone muy cachonda que me trates como a una puta, dije sin vacilar.
-No te he oído, cerda. Vamos, pedazo de puta. Dilo bien alto. ¡Que lo oigan también los vecinos! ¡Que se enteren que mi hija es la más puta de todas las zorras!
¡¡¡Sííí, papa; me pone cachondísima que me trates como lo que soy!!! ¡¡Soy una puta zorra, cerda y guarra!! ¡¡¡Y me gusta serlo!!!
Me escupió entonces en el ano, y comenzó a meter primero un dedo, luego dos, tres, hasta cuatro dedos llegó a meter en mi culo, dilatado por el mango del cepillo con el que me acababa de correr en el baño.
Sentir sus dedos dentro me transportó otra vez al mundo del goce sexual más intenso.
Restregó su polla por mi culo, primero lentamente, como saboreando el momento. Yo estaba deseosa de que me destrozara, mi ano palpitaba y mi coño ardía de deseo.
Cogió su polla y empujó… metiendo primero el capullo, y luego centímetro a centímetro, hasta que sus huevos toparon con mi coño.
Volvió a sacarla, para meterla, esta vez sí, tal como yo la deseaba: de golpe hasta los huevos.
-Aaaaaaah. Exclamé de dolor.
-¡¡Otra vez!! ¡¡¡Métemela así otra vez!!! ¡¡¡Cabrón; quiero que me destroces el culo!!! ¡¡¡Así!!! ¡¡¡Así!!! ¡¡¡Asííííí!!! Grité una y otra vez, hasta casi enronquecer, con cada una de sus salvajes embestidas.
-Toma la polla de tu padre ¡Zorra! ¡¡Tómala!!
Continuó con un frenético ritmo, cogiéndome fuerte de mi cintura, de la forma más brutal que nunca nadie hasta entonces me la había metido por el culo. Y mira que mi culo conocía ya unas cuantas pollas.
Sentía cada embestida, cada centímetro dentro de mí, como si una barra al rojo me estuviera taladrando.
Mi culo debía estar ya irritadísimo y cada desplazamiento de su enorme polla en mi interior me hacía ver las estrellas.
Pero yo estaba poseída por un frenesí tal, que no cesaba de pedirle que siguiera con esa tortura.
-¡¡Me estás destrozando, papá!! ¡¡Pero no pares!! ¡¡¡Esto es la gloria!!! ¡¡¡¡Que placer!!! ¡¡¡Esto es la hostiiiiiiaaaaa!!!
Por parte de mi padre no había ya nada de cariño. Era puro sexo en su forma más salvaje. Hacía un buen rato que yo ya no era su hijita: era su jodida puta… y sentirme así, a mí me gustaba.
En un momento dado miré hacia la puerta, y vi a Marcos haciéndose una paja, mientras mi padre me follaba por el culo sin piedad.
Mi padre también lo vio, cosa que hizo que aumentara aún más el ritmo.
Yo estaba muy mojada. Tanto, que los flujos de mi coño me chorreaban a lo largo de las piernas de lo cachonda que estaba, llegando al suelo. Mi coño era una fuente que no cesaba de lanzar chorros y chorros de fluidos.
Porque no es que yo tuviera un orgasmo. Lo que tenía era una sucesión de ellos que se encadenaban unos a otros. Hacía un ratito que yo vivía en un orgasmo permanente.
-Me corro, aaaaah me corro. Dijo mi padre mientras lanzaba disparos de semen en lo más profundo de mis intestinos.
- ¡¡¡Ahhhh síííííííí!!! Me corrí yo también, en otro orgasmo que fue la culminación de todos los que había tenido antes.
Mi padre sacó su polla de mi culo, cayendo al suelo una gran cantidad de semen.
Yo caí de rodillas con mi tanga a media pierna y la bata enrollada en mis caderas, completamente desmadejada y convulsa.
Ahora, el Marcos más guarro que yo recordaba, me obligó a limpiar el suelo de la cocina del semen de mi padre.
-¡Puta! No te quedes así. Enséñale a tu padre lo buena sumisa que eres. Limpia el suelo y recoge con la lengua todo el semen de tu padre. Y sin que quede una sola gota. ¿Lo has oído bien, puta cerda?
-Sí, mi Amo. No quedará ni una sola gota. Su semen es un néctar para mí.
Acto seguido comencé a lamer el semen de mi padre, que había formado un pequeño charquito en el suelo.
-¡¡Cerda!! Rugió Marcos. También tus putos flujos. ¡Quiero el suelo de la cocina reluciente!
Arrodillada, a cuatro patas, seguí lamiendo el suelo hasta que no quedo sobre él una sola gota que procediera de nuestros órganos sexuales.
Entonces me di cuenta de que mi verdadera vocación eran dos:
Ser una completa y total sumisa a todo lo que mi Amo, Marcos, me quisiera ordenar;
Y una guarra y asquerosa puta que disfrutaba metiéndose las pollas en cualquiera de mis agujeros. Y cuantas más y más gordas, mejor.
Ser tratada así es lo que me pone tan cachonda, que cada vez quisiera que fueran más hombres y más pollas las que me regalaran su semen.
Marcos cogió una taza llena de café y me la dio, para que la sujetará enfrente de mi boca, mientras el terminaba de pajearse frente a mi cara.
-Abre bien la boca, jodida puta sumisa, que me voy a correr, exclamó.
Apenas unos segundos después se corrió sobre mí.
Me lleno la cara, la boca y el pelo de semen, y, por supuesto, la taza de café.
Después de esto, Marcos me obligó a tomarme ese mismo café, con su corrida.
Mi padre estaba extasiado, contemplando la degradación a que yo había llegado. Sonreía satisfecho.
-Vamos putita, tomate el café con leche, ordenó Marcos.
-Sí, mi Amo.
Así lo hice, de un solo trago y sin respirar.
En mi vida había probado un café tan amargo.
Me sentí humillada y eso, no sé porque, me gustó y me llenó de alegría.
Deseé que, a partir de entonces, tanto Marcos cómo mi padre, me trataran siempre así.
Sentirme mancillada, vejada, humillada, degradada por ellos me satisfacía. Yo era muy feliz.
PD: Espero continuar así mucho tiempo. No sé qué sorpresas me tienen preparadas, pero con la mente tan perversa que tienen, seguro que me gustarán.
Pero yo también diría que soy tan perversa como ellos. O quizá mucho más. Veremos.
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