Cuento : Búsqueda astral
La muerte no es algo que se pueda desafiar, yo lo aprendí de la peor forma.
Renato era el amor de mi vida, nos conocimos siendo niños en una celebración de la empresa de mi padre.
El era hijo de su jefe, al verlo la primera vez yo con diez años y él con doce, me sentí enamorada, fue talvez amor a primera vista.
Él con su timidez no se atrevió a hablarme, por lo que me acerque yo tomando la iniciativa.
Desde aquel momento jamás nos separamos, fuimos amigos durante muchos años, hasta aquel evento que cambió mi vida.
Cuando cumplí diecisiete años, me fui a escondidas celebrar con Renato y unos amigos sin saber que esa salida traería graves consecuencias.
Al llegar a casa note que algo extraño había sucedido, la puerta de la entrada estaba abierta y la alarma desconectada, recordé que al salir la había desactivado y olvide cerrar aquella puerta.
Me fui a dormir sin darle importancia.
Al otro día desperté tarde y me pareció bastante extraño que mamá no hubiese hecho ruido con la aspiradora, lo cual era costumbre en ella.
Me dirigí a su habitación y vi la imagen más horrorosa que podría haber imaginado.
Ambos estaban en la cama sobre un gran charco de sangre con la garganta abierta de extremo a extremo.
Sentí que perdía el sentido y me desmayé.
A las horas desperté en la clínica, me habían sedado, a mi lado se encontraban dos policías y Renato quien me había encontrado en el suelo desmayada.
Los policías me interrogaron sobre el horario de mi salida y me informaron que no tenían pistas sobre el asesino quien había robado las joyas de mi madre y algo de dinero.
Me sentí culpable ya que por mi descuido aquel vulgar ladrón se había llevado lo más importante, la vida de mis padres.
Luego de aquel episodio me hice asidua a practicar viajes astrales, pues me habian dicho que de esta forma podría encontrar las almas de mis seres queridos que ya no estaban en este plano.
Renato me acompañaba en todo, por lo que él también comenzó a practicarlos, para no dejarme sola en ese mundo, ya que se corría gran peligro de encontrarnos con seres del bajo astral.
Así nos reuníamos cada noche en un plano astral para encontrar respuestas y poder pedirle perdon a mis padres.
Durante años los busque sin tener ningún resultado. Por lo que me di por vencida.
Proseguí con mi vida, con Renato nos casamos y decidimos tener un hijo para formar nuestra propia familia.
A los meses me embaracé, pero la desgracia nuevamente llegó a mi vida.
Al momento de dar a luz Renato estaba en el trabajo, por lo que le envié un mensaje cuando vinieron mis dolores de parto.
Como él estaba lejos de casa decidí irme en un taxi a la clínica.
Entré a la sala de parto, pero Renato no llegaba.
Tuve a mi hijo sola, sin saber que mientras él venía a la vida, Renato dejaba la suya.
Él al recibir mi mensaje condujo con tal nerviosismo, que no tomó en cuenta la velocidad en la que viajaba, perdiendo el control del vehículo en una curva, estrelladose contra un camión, el cual dejó aquel auto reducido a chatarra mezclada con restos esparcidos de Renato.
Esta última desgracia me llevó a una gran depresión, ni mi hijo me animaba a seguir viviendo, necesitaba de Renato en mi vida, por lo que mi obsesión por los viajes astrales se volvió algo enfermizo.
Cada día esperaba con ansias que llegara la noche momento en el cual estaba más tranquila para poder llevarlo a cabo. Pero al no tener rápidos resultados comencé a inducirme aquellos viajes en cualquier momento del día, descuidando a mi hijo Javier.
Al cabo de unos meses mi búsqueda dio resultado.
Cuando lo ví sentí que mi vida nuevamente tenía sentido lo abrace y llore como una niña.
Desde ahí descubrí que tenía la llave para ir al plano de los muertos, me recupere y seguí con mi vida, aunque cada noche volvía a visitar a Renato y a contarle como me iba en el trabajo y las nuevas gracias que hacía nuestro hijo Javier.
En una de esas ocasiones le comenté de los coqueteos que recibía de parte de un nuevo compañero de trabajo.
Renato me animo a corresponderle.
En un principio no entendía porque él quería que tuviera una nueva relación, pero no quise cuestionarlo para no molestarlo y así no perder su contacto.
Fue así que comenzamos una relación con Agustín, era un tipo amable pero en realidad nunca sentí amor por él.
Renato me recomendó que le enseñará a realizar viajes astrales, no entendía porque me pedía algo así, pero como dije, no me atrevía a cuestionarlo ni a contradecirlo.
Así comenzamos a realizar ejercicios, me di cuenta que Agustin tenía gran habilidad, pues en poco tiempo logró reunirse conmigo en aquel mundo, eso me sorprendió y me alegró.
Ya me había adaptado a esa vida, cuando Agustín me propuso matrimonio y nuevamente sentí que la desgracia tocaba mi puerta.
Aquel anillo que él me ofreció como símbolo de nuestro compromiso, era el anillo que había pasado por generaciones en mi familia, el cual habían robado la noche en que asesinaron a mis padres.
Le pregunté en forma nerviosa pero tratando de disimular mi sorpresa y mi temor, que donde había conseguido aquella hermosa joya.
Tenía la esperanza que me dijera que lo había comprado en alguna casa de empeño.
Pero me respondió que era un legado de su familia, con esa mentira supe que él era el asesino de mis padres.
No dije nada, solo acepte el compromiso y quella noche visite a Renato para contarle lo ocurrido.
Él solo me miro y me dijo que lo invitará al viaje astral y que le diera ciertas indicaciones de donde encontranos.
No entendía nada, porque quería que Agustín fuera a aquel lugar en donde nosotros nunca nos atrevimos a ir.
Supuse que era para hacerle daño y hacerle pagar su crimen, así que obedecí.
Aquella noche le di las indicaciones a Agustín el cual cumplió al pie de la letra, alejandose demasiado de su cuerpo dejándolo a merced de los entes de aquel plano.
Renato al ver esto no dudo en hacer uso de él, dejando a Agustín atrapado en aquel mundo.
No puedo negar que me sentía feliz, por fin Renato estaría a mi lado viviendo en el cuerpo de Agustín.
Mi alegría era tal que no me di cuenta de los cambios que había experimentado, ya no era el hombre sensato y amoroso, notaba algo oscuro en su mirada, algo que me producía cierto temor.
Al estar juntos en la intimidad era agresivo y cruel llegando al límite de maltratarme, luego vinieron las humillaciones.
Su crueldad era tal, que me sentía cada vez mas miserable.
Acosaba y perturbaba tanto mi mente que solo pensaba en mi muerte y la de mi hijo.
Ya no esperaba cada noche como lo hacía antes, ahora el miedo me invadía en cada momentos, pues sabía que al llegar la noche, aquel hombre me haría presa de sus más bajos instintos y perversiones.
Me preguntaba como podía haber cambiado tanto y porque tanta desdicha en mi vida.
Me arrepentí de haber desafiado a la muerte buscando a quien debía seguir su destino. Por no dejarlo partir arriesgue mi vida y la de mi hijo.
Aquella tarde llegue antes a casa de mi trabajo, algo me mantenía inquieta.
Al abrir la puerta escuche los gritos de Javier quien estaba siendo torturado por Renato, trate de golpearlo pero su fuerza era descomunal, con un golpe me arrojó contra la pared, corrí a la cochera a buscar algo con que golpearlo, y regrese a la habitación, con todo mi odio el cual en algún momento había sido amor, le clave aquella hacha en la cabeza partiendosela en dos salpicando mi cara con sus sesos y sangre.
Me sentí liberada, abrace a mi hijo y prometí cambiar.
Cuando llego la policía e hicieron las investigaciones lograron comprobar que aquel cuerpo correspondía al asesino de mis padres, además de los golpes que presentábamos mi hijo yo pudieron comprobar que el asesinato fue en defensa propia, por lo que salí libre de cargos.
Ya creí que todo había acabado, llegué a casa y me lleve a Javier a dormir conmigo esa noche, debo admitir que tenía mucho miedo de quedarme dormida y experimentar un viaje astral involuntario, el cual me expusiera a Renato o a Agustín.
Pero el cansancio era tal que caí en un sueño profundo.
Como temía nuevamente hice un viaje astral, pero muy distinto a todos los que había experimentado con anterioridad.
Era un lugar mágico y maravilloso, se respiraba paz, en ese momento aparece Renato, mi miedo nuevamente volvió, pero él me miró de la misma forma en que la hizo la primera vez en aquella fiesta de la empresa.
Se me acerco y me dijo que no lo buscará en mundo oscuros, que él ha estado siempre a mi lado y que al que visitaba solo era un demonio imitador que me había engañado para conseguir un cuerpo y pasar a este plano.
En ese momento entendí todo, nunca había hablado con Renato hasta ese instante, le pregunté si acaso esa sería la última vez que lo vería, a lo que me contestó:
-Cuando quieras verme mira a los ojos a Javier, pues desde que morí vivo en él.
Renato siempre estuvo conmigo, y yo equivocadamente lo busque en lugares peligrosos. La desesperación y la poca capacidad de manejar la frustración de aceptar el destino me llevaron a cegarme, y a obsesionarme con los muertos sin valorar a quien tenía con vida a mi lado, mi hijo.
Desde ese momento cambié mi vida definitivamente y todo lo vivido no es más que un mal recuerdo.
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