Se habían acostumbrado tanto a estar juntos, que cuando Ella le dijo que aquel sábado a lo mejor podrían verse un ratito, a Él se le abrió el cielo de par en par; un ratito a su lado era más que suficiente para que el día tuviese otro significado y para que la espera hubiera merecido la pena.
Nada más abrir la puerta se fundieron en un beso profundo, cálido y húmedo, anticipo de lo que vendría poco después. Se acomodaron en el sofá y comenzaron a contarse lo acontecido en su ausencia. No obstante sus manos eran ajenas a la conversación, recorriendo su cuello, su espalda, su torso desnudo bajo aquella fina camiseta, sus pechos libres incitándole a recorrer cada uno de sus poros; y sobre todo ese punto incipiente al comienzo de sus nalgas que tanto les excitaba a ambos.
Tras tomar apenas unos tragos de cerveza, Ella le invitó a esperarla en su dormitorio; y así en unos segundos se vieron contemplándose en su desnudez mutua.
Lentamente fue recorriendo cada centímetro de su cuerpo, percibiendo como el contacto de sus labios erizaba su piel y la hacía estremecer. Ella no se quedó atrás y le atrajo hacia sí para hasta poder acariciar con su lengua el interior de su oído, consciente de como aquel acto sacaba de Él cualquier instinto que todavía estuviera oculto.
Entra en mi, cariño, necesito sentirte dentro - le susurró Ella.
Inmediatamente Él se volvió hacia Ella y la cubrió en su plenitud, notando cómo sus cuerpos se fusionaban con extrema facilidad. Suavemente entraba y salía de Ella, percibiendo como su miembro crecía por momentos, deteniéndose en su interior tras cada embestida; aquella posición le permitía a Él dominar la situación, marcando ritmos suficientes que le permitieran controlar su mutua pasión, al tiempo que aproximaban sus bocas abiertas y sus lenguas traviesas. Colocándose de rodillas frente a Ella, abrió sus piernas, la contempló gozoso y volvió a penetrarla con más ímpetu si cabe.
Ella le invitó a tumbarse para poder cabalgarle, pero El ya había decidido que bajaría a saborear su humedad. Sin a penas resistencia deslizó su apetito en su interior, paladeando cada uno de sus pliegues, mientras Ella asía con fuerza su cabeza entre sus muslos. Ocasionalmente Él elevaba su mirada y la veía retorcerse sobre la almohada, mientras aumentaba el tono de sus gemidos.
Para, por favor - le susurró- Vuelve a mi.
Y sin pensarlo, entró nuevamente en su hembra, sin intención de parar esta vez.
Entre jadeos y suspiros Ella no pudo aguantar ni un segundo más, sorprendida aún de cómo Él siempre la exprimía completamente. Plenamente satisfecho Él, pero aún contenido, Ella le invitó a tumbarse.
Obedeciendo su orden, Él pensó que querría acoplarse nuevamente como había hecho en otras ocasiones, pero esta vez, Ella descendió hasta su cintura, con esa mirada golosa que tanto le excitaba. Situándose entre sus pechos comenzó a acariciarle mientras recorría con su lengua toda su extensión. Esta vez era Él quien se arqueaba y en los momentos en que lograba abrir los ojos observaba como desaparecía entre sus labios. Ella le asió con fuerza, plenamente entre sus manos, aumentando el ritmo de sus caricias, al tiempo que su lengua saboreaba los efluvios incipientes.
¿Te aviso? - preguntó Él, caballeroso como siempre.
Sin decir nada, Ella le respondió aumentando la velocidad de su juego. Y notó como subía desde su interior esa pasión que a duras penas había contenido los instantes previos. Y esta vez sí, contempló como explotaba frente a Ella, derramando su dulce néctar en la comisura de sus labios, extendiéndose por sus mejillas, como hacía tiempo no experimentaba.
Y se abrazaron, relajados, gozosos de tenerse el uno al otro, de sentirse mutuamente, increíblemente felices de poder estar juntos y disfrutar cada ratito del día, cada semana, cada mes, cada año, cada vida... Unas ilusiones que ni habrían imaginado tener con quince años, y que ahora, pasados los cincuenta, se hacían realidad a cada instante.
Y después de todo este blablabla hermoso y romántico, voy a cagarles el momento con un video de humor que se me viene a la mente al leer esto.
Video de humor: Sexo después de los 40
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